El forense del Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia, Manuel Velázquez Miranda acaba de explicar en las Corts que «no es normal que la jueza decidiera que los forenses no estuviéramos presentes en el levantamiento de cadáveres» del accidente del metro. Una ardua tarea de la que se encargó la Policía Judicial, por decisión de la titular del Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia, Nieves Molina, en funciones de guardia el 3 de julio de 2006.

Velázquez ha asegurado que se quedó «sorprendido» de esta decisión porque «el proceso del levantamiento de cadáveres y la autopsia orientan la investigación posterior», pero los forenses del IML de Valencia se limitaron a realizar la autopsia y a certificar el tipo de daños que sufrían los cuerpos de las primeras 41 víctimas que fallecieron en el túnel de la Línea 1 de Metrovalencia. De esta manera, los forenses no realizaron el levantamiento de los cuerpos en el mismo lugar del siniestro, tampoco «registros gráficos» o informes valorativos sobre las circunstancias en las que se encontraron los cuerpos porque no estuvieron presentes en el túnel. El forense ha citado como ejemplo el «cuerpo 18», del que él hizo la autopsia, «manchado de barro arcilloso claro» pero del que «desconocía por qué llegaba en estas circunstancias». «O si venían manchados de negro no sabíamos si era por barro o por humo. Sólo pudimos certificar el tipo de traumatismos que tenían, pero nada más».

Velázquez Miranda ha admitido que sobre la mente de todos «planeaba lo sucedido en el Yak-42» (donde se identificaron erróneamente los cuerpos) «pero no son casos comparables». Preguntado si se puede haber producido errores en las identificaciones, el forense ha asegurado que «deben de haber enterrado cada uno a sus muertos, pero en el caso del metro no se hicieron contrainformes, como sí se hizo en el caso del Yak-42, porque las familias no lo pidieron».

El forense del IML desconocía que sobre cuerpo del maquinista, fallecido en el siniestro, se hubiera solicitado la realización de una segunda autopsia (que se descartó por el mal estado de los restos) para comprobar si pudo sufrir un desvanecimiento. «Si sé que se realizaron pruebas de alcoholemia, pero para profundizar más se debería haber realizado otro estudio de anatomía patológica a los restos», que en el caso del conductor del accidente del metro no se hizo.