Torrent saldó ayer una deuda pendiente con las víctimas del metro. Un total de 21 vecinos de esta población perdieron la vida el 3 de julio de 2006. En diez años se habían guardado minutos de silencio, colocado coronas de flores bajo los mástiles de las banderas del ayuntamiento y celebrado misas. Pero nada recordaba a los 21 «torrentins» que nunca llegaron a la última parada.

Desde ayer la deuda queda saldada con un jardín que homenajea a todas las víctimas y, especialmente, a las 21 que residían en Torrent y que incluye 21 cipreses y 43 piedras de pizarra rotas, apuntando hacia el cielo como símbolo de que «después de una fuerte ruptura, como fue el accidente, es posible renacer».

La presidenta de la Asociación de víctimas del metro 3 de julio (Avm3j) y vecina de Torrent, Rosa Garrote, agradeció tanto al diseñador del espacio como al Ayuntamiento de Torrent que hayan creado este espacio «que también podrá ser utilizado por cualquier vecino que haya perdido a un ser querido para venir aquí, meditar y conectarse con la naturaleza».

Otro gesto que se sumó al décimo aniversario del accidente que ha servido para restañar heridas fue el del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien aseguró: «Vengo, sobre todo, a pedir perdón en nombre de la Generalitat, porque cuarenta y tres personas utilizaron un servicio público a las que la Generalitat no les garantizó lo que les correspondía. Pido perdón por el accidente y por la gestión, la ignominia y que se quisiera cambiar la historia, cambiando incluso el nombre de la estación [de Jesús]». El presidente de las Corts, Enric Morera, destacó que el 3 de julio era «un día para remover conciencias» al tiempo que agradecía y alababa la tenacidad de las víctimas que ha permitido hacer «la comisión de investigación que nos reclamaban». El alcalde de Torrent, Jesús Ros, agradeció a la Avm3j el «valor que han tenido y la resistencia que han demostrado cada día 3».