Si arroja un brik de cartón al contenedor azul, llegará un delantero más goleador al equipo de fútbol de su ciudad. Así ocurre en la ciudad holandesa de Pijnacker, donde llevan cuatro décadas reciclando papel y cartón y una parte de los beneficios económicos de ese reciclaje va destinada a financiar al equipo de fútbol local. El ejemplo lo puso ayer Rubén Alfaro, alcalde de Elda y presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias. Y sirve para trasladar la idea matriz de su discurso: es necesario un relato verde que haga más comprensible a los ciudadanos las ventajas de reciclar y la necesidad de virar hacia unos hábitos más sostenibles para el planeta. Que la teoría se plasme en práctica. Que sea más visible el resultado final.

«Si la sociedad no conoce, no asimila y no entiende que cierto grado de consumo es lesivo; o, mejor dicho, que con la misma finalidad de una actividad se utilicen unos recursos con impactos menos lesivos pero también más caros, es muy difícil que respondamos a los retos de protección del medio ambiente». Ese relato verde „unido, y no la concatenación de campañas de concienciación aisladas„ será la palanca indispensable para posibilitar el cambio hacia un mundo más sostenible, dijo Alfaro.

Ante cerca de 200 representantes de ayuntamientos, diputaciones, Generalitat, empresas, asociaciones, sindicatos, fundaciones y profesionales, Alfaro pronunció la segunda conferencia del ciclo «Nuevos modelos de gestión medioambiental», organizado por el Club Mercantil Diario Levante y FCC Medio Ambiente. «Es fundamental „dijo„ que los ayuntamientos ganen competencias en materia medioambiental. El municipalismo es la política total, la primera línea de fuego. Y por eso necesitaríamos más herramientas y competencias para la gestión de las materias que afectan al medio ambiente. Eso sí: tiene que ir acompañado de recursos», advirtió un dirigente socialista que reclamó «más financiación para los ayuntamientos».

La subdirectora de Levante-EMV Isabel Olmos lo presentó como un hombre arraigado al medio local citando el verso de Estellés que subraya la imperiosa consciencia «de no ser res si no s´és poble». Él no quiso rehuir el envite y esquivó las divagaciones teóricas para ceñirse al plano más real, tantas veces orillado en este terreno. Alfaro explicó que defender y aplicar políticas sostenibles es «controvertido» y muchas veces ocasiona un enorme «desgaste» político. Son dos enemigos reales al cambio verde.

Pensando en ello, Rubén Alfaro compartió dos interesantes reflexiones. La primera, la del relato. Es la clave, insistió. «Restringir el acceso de los coches a los centros contaminados de las ciudades o imponerles un peaje es controvertido. Construir una planta de tratamiento de residuos con la última tecnología y pagarla con impuestos es controvertido. Decidir dónde se sitúa la planta también es controvertido. Impulsar un nuevo sistema de recogida de envases es controvertido. Regenerar un barrio con viviendas obsoletas cuando algo de la regeneración va a costa del bolsillo del vecino es controvertido». Ello no significa que no haya que afrontarlas, advirtió el presidente de la federación de municipios valencianos. «Pero a más falta de educación y asimilación „léase pedagogía efectiva, relato verde„, más grado de controversia», añadió.

El colchón de compartir gestión

Para vacunarse ante el posible dolor de todas estas controversias, para que el posible coste político no disuada de acometerlas, Rubén Alfaro recordó una anécdota y planteó una propuesta. La anécdota es que en su ciudad, Elda, la manifestación más grande de la democracia, después de la del 11-M, fue con motivo de un proyecto de planta transformadora de residuos. Nunca se puso.

La propuesta es la de la gestión compartida. Rubén Alfaro reclama que haya un único «órgano de gobernanza supramunicipal» encargado de la gestión de todos aquellos servicios que impactan más en el medio ambiente, como son las políticas de transporte y movilidad, la recogida y gestión de residuos, el abastecimiento de agua, el abastecimiento de energía, la gestión de aguas residuales e incluso una parte de la gestión del suelo.

A su juicio, la respuesta a estos retos debe abordarse desde un ente supralocal; uno, y no uno para cada cuestión, recalcó. Esos entes deberían definirse a partir de las Áreas Urbanas Funcionales. «Porque, así, el camino de las decisiones complicadas en esas materias tendrían un tronco de unión. Y con ello, tanto los pros como los contras de las decisiones responderían a una planificación y una hoja de ruta conjunta con unos objetivos, y no que cada uno, cuando le interese o no, haga la guerra por su cuenta», destacó.

El horizonte lo ve claro. «El futuro será lo que nosotros queramos que sea „dijo„. Me gustaría que fuera un futuro verde. Hay sociedades que lo han hecho. El futuro verde es posible; sólo depende de nosotros».