El pasado 14 de junio una médico del SAMU que estaba de guardia el 3 de julio de 2006 y que atendió a los heridos en la estación de Jesús tras el accidente de metro que dejó 43 personas fallecidas declaró en las Corts que cuando se introdujo en el túnel donde se acababa de producir el siniestro vio al «maquinista y la revisora dentro de la cabina del tren». Ahora, el juzgado de Instrucción número 9 de Valencia ha abierto diligencias por estas declaraciones.

La médico aseguró haber visto los cuerpos del maquinista y de la interventora en la cabina del vagón siniestrado y no en las vías, donde los ubican policías y dos testigos. El magistrado, que recibió la deducción de testimonio acordada por la titular de Instrucción 21 para que otro juzgado investigara si la médico faltó a la verdad y cometió un delito contra las instituciones del Estado previsto en el Código Penal, resolvió ayer inhibirse en favor de la Audiencia Nacional.

La Fiscalía pedía la inadmisión

Según el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), la Físcalía había solicitado la inadmisión de la causa pero el juez no ha atendido tal petición. La titular de Instrucción número 21 de Valencia, que investiga el accidente de Metro, acordó deducir testimonio contra la doctora del SAMU tras rechazar la solicitud del abogado que representa a 13 víctimas para que declarara como testigo.

Su testimonio, señaló entonces la jueza, nada tiene que ver con el objeto del procedimiento judicial, que se centra en determinar las «hipotéticas responsabilidades penales derivadas de la posible falta de medidas de seguridad exigibles en el sector ferroviario» en que podrían haber incurrido los trabajadores de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) con competencias en materia de seguridad.

La jueza considera que «no existe la más mínima duda del lugar donde aparecieron los cadáveres» y que «no estaban en la cabina», «que los cuerpos de ambos trabajadores de FGV salieron despedidos», como «reflejan las lesiones de ambos».

Ambas afirmaciones las fundamenta en los informes elaborados por la Policía y en «la contundencia» del testimonio de dos supervivientes del siniestro quienes en su declaración en el Juzgado aseguraron que no había nadie en la cabina.

Según los planos policiales, el cadáver de la interventora estaba a 65 metros de la cabina de la unidad siniestrada y el del maquinista, a 75.