La doctora e investigadora en cáncer Dolores Salas presentó ayer su dimisión como secretaria autonómica de Salud Pública y número 2 de la Conselleria de Sanidad para acabar con su particular via crucis tras conocerse que su hija había estado contratada en la fundación para el fomento de la investigación Fisabio mientras ella era patrona de la entidad pública.

Salas se va por la «presión» pública a la que se ha visto sometida durante las últimas semanas después de que se conocieran los detalles del contrato de su hija y de ver cómo se ponía en cuestión su «honestidad», pero sin asumir «irregularidad alguna». El motivo que la investigadora ha alegado, y que se hizo público ayer junto al anuncio de su despedida, era la «presión» por la polémica generada, presión que, según asegura, estaba comprometiendo su «eficiencia» en el cargo. El puesto «exige una dedicación total y un estado de ánimo que permita afrontar todas las complicaciones propias del reto planteado y en estos momentos eso no se da», aseguró.

Sin embargo, Salas no reconoce culpa alguna pese a que el informe de la Conselleria de Transparencia —difundido ayer poco antes de la dimisión de Salas— para aclarar si hubo irregularidad o no en esta contratación arroja serias dudas sobre éste y otros contratos realizados en la fundación.

La Inspección General de Servicios llega a la conclusión de que, efectivamente, Salas no era todavía patrona «oficialmente» cuando se contrató a su hija y, por ello, no había «obligación de solicitar la autorización» al Protectorado de Fundaciones para evitar un posible caso de «autocontratación» o enriquecimiento encubierto de los patronos al contratar con familiares. «El contrato se firma con anterioridad a la adquisición de la condición de patrono», especifica el informe, ya que Julia M. S. empezó a trabajar el 1 de septiembre y su madre no fue nombrada patrona de Fisabio hasta la reunión del patronato del 14 de octubre.

«Falta de rigor»

Sin embargo, más allá de esta cuestión de fechas, el informe no deja en buen lugar la convocatoria que ganó en libre concurrencia su hija por las «deficiencias» detectadas en el sistema de selección que van desde «falta de rigor» en los requisitos de titulación mínima (para el puesto en cuestión de técnico de apoyo en la investigación solo se pedía Bachiller) hasta la utilización «indebida» de la experiencia previa «como criterio de selección, en lugar de ponderarla en el apartado de méritos».

De hecho, en sus recomendaciones, la Conselleria de Transparencia insta a Fisabio a modificar los requisitos de selección que aplica para elegir a su personal temporal ya que entienden que poner el acento en la experiencia previa de los candidatos -como era el caso de la hija de Salas- «pueden presentar una orientación 'ad personam' poco razonable».

En este sentido, Salas defendió ayer que la convocatoria fue «pública, publicitada y existió un proceso con concurrencia de aspirantes con méritos» y que ella no participó en ningún momento del proceso, ni cuando era coordinadora del grupo de investigación, «me abstuve de participar en las comisiones de valoración»; ni cuando era ya secretaria autonómica. Además, Salas vincula al «contexto de contienda electoral» la tormenta perfecta generada en torno al contrato de su hija.

Transparencia reclama también que se revisen otros contratos realizados por Fisabio como el de Aníbal G. S., familiar de otro investigador de la entidad y que está ocupando un puesto de «investigador en Servicios de Salud careciendo del requisito de titulación que se definió inicialmente en la convocatoria de dicho puesto (Licenciatura en Ciencias de la Salud)».

A la espera del sustituto

La dimisión parece ser la salida «digna» ofrecida a Salas tras conocerse el cariz del informe de Transparencia y las presiones recibidas por Compromís desde su socio de gobierno para acabar con una situación en la que se había puesto en duda la «ética», pero también la «estética». Fuentes de la Conselleria de Sanidad no supieron concretar ayer ni si Salas volvería a su puesto de coordinadora del Plan Oncológico de la Comunitat Valenciana que ocupaba desde 2003 ni si volvería como investigadora a Fisabio.

Tampoco se conoce el perfil de su sucesor o sucesora que, en virtud de los acuerdos del Pacte del Botànic, debería nombrarse por parte de Compromís. La diputada del grupo, Isaura Navarro, agradeció ayer a Salas su «valiente labor» en la gestión de la sanidad pública.

La dimisión, deja también en el aire las posibles consecuencias que tanto el contrato como su presunta ocultación posterior en un documento oficial de Fisabio podrían tener en el seno de la propia fundación Fisabio. Sobre la mesa está todavía pendiente el futuro del actual gerente de la fundación, Jacobo Martínez, señalado por la Conselleria de Sanidad tras conocerse que en un primer informe sobre las contrataciones de la entidad remitido a las Corts no figuraba el de la hija de Salas.

El patronato se reúne hoy (sin Salas y sin la consellera Carmen Montón) para responder al Protectorado de Fundaciones sobre por qué no se informó del contrato.