Entre Ankara y Estambul, hospedados en el hotel Cali de Bozüyüc, se encontraban varios valencianos cuando una sección del ejército turco intentó dar el Golpe de Estado la noche del pasado viernes en Turquía. «La televisión pública dejó de funcionar, y una boda y una ceremonia de circuncisión que se celebraban en el hotel acabaron antes de lo normal», relató el ondense Andrés Robles, que por motivos laborales relacionados con la industria cerámica permanece en el país turco junto a varias personas más como son Domingo Gargallo y Salvador Gómez, de Vila-real y Castelló.

Estos tres castellonenses, sin embargo, se enteraron de la noticia por la llamada de un primo del ondense, que les preguntó por los acontecimientos que estaban alterando la normalidad en las principales ciudades turcas.

«En principio estábamos nerviosos porque no sabíamos qué pasaba», reconocieron a este periódico. «Hasta pasadas las tres de la madrugada la megafonía de la mezquita no paró de sonar», advirtieron, aunque el idioma les impedía conocer qué es lo que se decía a través del micrófono.

Ayer por la mañana se levantaron y no lo dudaron, se iban a trabajar pese a todo lo ocurrido las últimas horas en Turquía. «Hemos llamado a la fábrica y nos han dicho que estaba todo bien», reconocían, por lo que la decisión estaba tomada. Tras acabar la jornada laboral, han regresado al hotel, y la gente «estaba contenta y nos decía que todo OK», contaba uno de ellos.

Los tres castellonenses tenían un billete de regreso a casa contratado para el próximo día 29. A pesar de ello, la compañía en la que trabajan les ha dado todas las facilidades en el caso de que quieran volver antes de lo previsto. «Desde la empresa nos han dicho que si queremos nos contratan un vuelo para regresar en 'bussines'», comentaron con incredulidad. Los vuelos, aunque con retraso, están poco a poco saliendo del país. Pese a las complicadas circunstancias, estos valencianos decidieron que permanecerán en Turquía «para trabajar», que es para lo que acudieron hasta allí.