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La catedral de Valencia celebró ayer, a las 19.00 horas, una misa en sufragio del dictador Francisco Franco coincidiendo con el 80 aniversario del golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Un particular -«un señor muy mayor que lo hace habitualmente», según el arzobispado- había encargado y pagado los 10 euros que cuesta una misa por el alma difunta del dictador. El arzobispado quiso desmarcar a la catedral y a su máximo responsable, el cardenal Antonio Cañizares, de un acto que ayer avivó la polémica y las críticas de PSPV y EU.

Para «no herir sensibilidades» e intentar camuflar la identidad del dictador por cuya alma se iba a rezar, los responsables eclesiásticos indicaron, en la lista pública de misas de esta semana, que la de las siete de la tarde del lunes era en sufragio de «Francisco F.». La catedral aceptó este encargo de misa. «En el código de Derecho Canónico no existe la figura de veto, es decir, no se pueden rechazar las peticiones de sufragios», explica el arzobispado.

El cura que ofició la misa ante unas 30 personas, en la capilla de la Inmaculada, lo nombró como «nuestro hermano Francisco», y también apeló a las víctimas de Niza, Turquía y «de la violencia». «El cardenal Cañizares no sabía nada», agregaron. «Debe quedar manifiestamente claro la defensa de la democracia del arzobispo», añadieron.