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Relaciones internacionales

Diplomacia europea a la valenciana

Agramunt centra en los conflictos de los países del Este su actividad negociadora como presidente de la Asamblea del Consejo de Europa

Diplomacia europea a la valenciana

Los colaboradores de Pedro Agramunt no se sorprenden si ven al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, saludando al senador valenciano con un beso en la mejilla, como un familiar más, o hablando con el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, de sus años en Valencia „en la clínica San Juan de Dios„, la ciudad española que mejor conoce.

El expresidente del PPCV accedió a la presidencia de la Asamblea del Consejo de Europa el pasado 25 de enero y en algo más de seis meses ha puesto el foco de atención en los países del Este, allí donde permanecen conflictos enquistados, ya sea por tensiones fronterizas, por rencillas que vienen de lejos y, más recientemente, por la avalancha de refugiados.

Después de seis meses y diez viajes oficiales, Agramunt hace suya esa frase que Lord Ponsonby selló a cuenta de la Primera Guerra Mundial: «He comprobado que en todos los conflictos la primera víctima es la verdad», sostiene el veterano político valenciano tras haber pisado Ucrania, Rusia, Azerbaiyán, Georgia, Estonia, Bulgaria, Hungría y también los puntos calientes del conflicto de los refugiados, Grecia y Turquía.

Agramunt y su equipo han bautizado esta actividad como «diplomacia silenciosa». Para entender la frase hay que poner en contexto qué es la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.

Se trata de la Cámara internacional de diputados más antigua, su sede está en Estrasburgo, funciona desde 1949 y no tiene competencias legislativas, pero sus consideraciones sobre derechos humanos y protección de los desfavorecidos tienen un peso considerable en la política europea.

La cuestión es ejercer presión diplomática, mediante viajes, cartas y contactos para hacer valer los principios de la vieja Europa allí donde más riesgo corren.

«El Consejo de Europa no está para imponer modelos, sino para ayudar a los países», explica Agramunt a Levante-EMV sobre su gestión.

El senador posa especialmente orgulloso en la fotografía que se hizo con Nadya Sávchenko, después de ser liberada por el Kremlin. El caso de la piloto ucraniana, condenada a más de 20 años de cárcel en marzo en Rusia por matar supuestamente a dos periodistas rusos durante el conflicto con Ucrania, ha sido uno en los que, al igual que otros representantes internacionales, ha puesto más atención en estos meses.

Sávchenko fue intercambiada en mayo por dos militares rusos y Agramunt pudo verse con ella después. La piloto, recuerda, le agradeció el apoyo y le contó que estaba decidida a dedicarse a la lucha por la liberación de otros 37 presos políticos ucranianos en Rusia.

Azerbaiyán es otro pequeño logro que enarbola el político conservador valenciano. El país tiene desde los años 90 un conflicto con Armenia por la región de Nagorno Karavak. El desencuentro ha dado lugar a una oposición interna y a existencia de presos políticos. En marzo, pocos días después de reunirse con las autoridades del país, el Gobierno liberó a 148 de estos presos. Cumplió con lo que habían garantizado durante la visita, destaca el senador, que allí donde va escucha la misma pregunta: ¿cuándo va a haber gobierno en España?

Uno de sus focos de trabajo ahora es Turquía. Agramunt no es partidario de un cordón sanitario sobre el país otomano. «Es mejor una Turquía cerca de Europa que arrinconada y obligada a relacionarse con regímenes islamistas», precisa un colaborador, mientras prepara dossieres para el próximo destino: Praga, a finales de agosto.

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