Las altas temperaturas y el déficit de precipitaciones arrastrado desde el inicio del año hidrológico el pasado 1 de octubre ha agravado la situación de sequía por encima de las previsiones realizadas en primavera, cuando se marcó el calendario de desembalses en los principales sistemas hidrológicos de la Demarcación Hidrográfica del Júcar.

La situación es especialmente delicada en el Serpis, donde quedan poco más de dos hectómetros para lo que resta de la campaña de riego; en el Magro y su zona regable; y en el Turia, donde incluso con reducciones de hasta el 80% en las dotaciones, los embalses acumulan el agua «justa» para llegar al final de la campaña, cuando no quedarán ya reservas y la posibilidad de regar en 2017 dependerá exclusivamente de la «generosidad» de las lluvias del otoño e invierno, según declaró ayer el presidente de la Real Acequia de Moncada Vicente Romeu Rel.

En la Real Acequia de Moncada, con más de 7.000 hectáreas de regadío, 15.000 comuneros y sostén del paisaje en l' Horta Nord, ha sido necesario reabrir cuatro pozos de sequía que permanecían parados desde el año 1994, cuando se perforaron para solventar una sequía calificada de «extraordinaria» y que obligó, como hecho ilustrativo de su gravedad, a extraer los peces del embalse de Alarcón para evitar que murieran y se pudriera el agua.

«Gracias a que se ha hecho el mantenimiento durante todos estos años, ahora están disponibles», aseguró Romeu.

El calor de los próximos días, que podría repetirse a mediados de agosto, según los modelos meteorológicos, no ayuda, disparando las necesidades de las plantas y el arbolado y la evaporación del cada vez más escaso volumen de agua depositada en los pantanos.

Caudales cada vez más escasos

Los embalses de la Demarcación Hidrográfica del Júcar gestionados directamente por esta institución almacenaban ayer 956 hectómetros cúbicos, por debajo de la media de los últimos diez años -1.146,6 hm3-, la de los últimos 20, cifrada en 977 hm3, y solo ligeramente por encima de la de 30 años -922,3 hm3-, periodo que incluye al menos dos sequías calificadas de históricas como la de los años 1994-1995 y la del 2005-2007. A esta reducción del agua embalsada hay que sumar también el alarmante descenso del caudal de los ríos.

La presidenta de la Confederación Hidrográfica del Júcar, María Ángeles Ureña, que ayer hizo entrega, junto al delegado del Gobierno Juan Carlos Moragues, de una balsa de regulación a los regantes de la Real Acequia de Moncada, destacó las infraestructuras que se han puesto en marcha gracias a la financiación extra aportada por el Decreto de Sequía, actualmente en exposición pública para su prórroga por un año.

Entre estas obras figura la perforación de tres nuevos sondeos en el entorno del embalse de Forata y de un nuevo pozo en el Serpis, donde «solo quedan dos hectómetros cúbicos de agua».

Dentro de las actuaciones ya finalizadas destaca la reparación de la conducción Fenollar-Amadorio y la conexión a esta arteria -construida en 1994 y después prácticamente abandonada- de la desaladora de Mutxamell, que ha permitido, por segundo verano consecutivo, resolver la complicada situación de sequía en el santuario turístico de la Marina Baixa y garantizar el abastecimiento a Benidorm.