Estar expuesto al aire viciado por los gases del tráfico puede aumentar el riesgo de un parto prematuro. Así se ha establecido en un estudio nacional liderado por investigadores valencianos de la Unidad Mixta de Investigación en Epidemiología y Medio Ambiente que integran la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria de la Comunitat Valenciana, Fisabio, la Universitat Jaume I (UJI) y la Universitat de València (UV) dentro del proyecto INMA que estudia el impacto de los contaminantes ambientales durante el embarazo y los primeros años de vida.

El estudio, publicado en el número de mayo de la revista científica Environmental Research, establece una asociación entre los niveles de dióxido de nitrógeno y de benceno al que están expuestas las embarazadas con un mayor riesgo de nacimientos prematuros (antes de las semana 37 de gestación). Aunque no es «estadísticamente relevante» tal como se recoge en la presentación del estudio, los investigadores sí han establecido que existe una asociación directa tras realizar una investigación sobre 2.409 embarazadas de Valencia, Asturias, Guipúzcoa y Sabadell, expuestas a diferentes niveles de contaminación.

Los niveles de partículas se midieron mediante captadores pasivos distribuidos en una red de puntos y durante los diferentes periodos del embarazo. Con estos niveles y «la combinación de sistemas de información geográfica y el uso de técnicas de geoestadística», se estimaron los niveles de contaminación a los que cada una estaba expuesta en su ambiente residencial.

Los resultados, según la información aportada ayer por la Conselleria de Sanidad, muestran que la exposición a NO2 durante todo el embarazo (principalmente procedente de los vehículos a motor) se asocia a un mayor riesgo de parto pretérmino, así como la exposición a benceno, especialmente en el tercer trimestre. Este último compuesto también se emite a la atmósfera por fuentes industriales y estaciones de servicio.

Según Ferran Ballester, coordinador del Área de Ambiente y Salud de la Fundación Fisabio e investigador en el estudio, «aunque en promedio los niveles no sobrepasan los límites establecidos en la legislación europea o las propias recomendaciones de la OMS, un porcentaje importante de mujeres respiraron, durante sus embarazos, niveles por encima» de estos límites.

En Valencia, superando el límite

En concreto, sobre los resultados obtenidos en el área de Valencia, Ballester explica que para el dióxido de nitrógeno «en más del 40 % de los casos» estudiados, los niveles promedio en los periodos de embarazo «se situaron por encima de 40 microgramos/m3, valor límite anual en la Unión Europea», aseguró.

Estos resultados, a juicio del investigador, representan «un reto para la sociedad, en el sentido de mejorar la calidad del aire que respira toda la población y, en especial, los grupos más sensibles».

«Los resultados de éste y de otros estudios nos ayudan a identificar riesgos, en este caso ambientales, que pueden ser prevenibles. Las intervenciones en el ámbito de la prevención son más eficientes que el costo asociado a tratar problemas de salud ya manifestados», añade Ballester.

La unidad mixta valenciana ha liderado la investigación aunque en ella han participado, además, las universidades de Oviedo y el País Vasco, la Pompeu Fabra de Cataluña y varias entidades de investigación como el Ciberesp; el Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia o el CREAL de Cataluña.