Varias personas que paseaban por la orilla de la playa de Cullera alrededor de las medianoche del pasado viernes se toparon con algo inesperado. Un delfín de tamaño pequeño había quedado varado en la arena. Después de la sorpresa inicial, algunos de los presentes reaccionaron de forma rápida e intentaron devolver al animal mar adentro. Sin embargo, la madrugada del viernes al sábado la playa presentaba un importante oleaje que, hasta en dos ocasiones devolvió al delfín a la orilla.

Según los testigos, parecía totalmente «desorientado», «exhausto» y «desnutrido». Ante esta situación, algunos presentes decidieron entrar a una distancia de quince metros de la orilla para mantener en el mar al animal hasta que llegara el equipo de rescate del Oceanogràfic, que había sido avisado por la Guardia Civil.

Javier Ayllón, un vecino de Cuenca de 53 años que veranea en Cullera, fue uno de los que no dudó en aguantar hasta cuatro horas en el mar hasta que llegó el equipo del Oceanogràfic. «A mí me gustan mucho los animales y hago lo que sea por ellos», explicaba ayer a este Levante-EMV. Entre varias personas «lo sujetábamos e intentamos tranquilizarlo porque se notaba que estaba estresado, le palpamos el corazón y le latía muy deprisa», señalaba. Aunque no era una noche agradable, aguantó varias horas en el agua. «Fue una experiencia muy reconfortante para mí. Lo he hecho con perros y gatos pero nunca había ayudado a un delfín».

Otro de los que acudió fue José Antonio Puig, del Club de Buceo Delfín de Oliva. En principio fue avisado para que su entidad desplazara una embarcación hasta el lugar para rescatar al delfín «pero las condiciones climatológicas no lo permitían», explicaba ayer.

Alrededor de las 3.30 de la madrugada llegaron los veterinarios del Oceanogràfic. Tras sedarlo y sacarle sangre, le trasladaron hasta Valencia. Una vez allí, gracias al análisis, se comprobó que el animal sufría una enfermedad bacteriana incurable y fue «eutanasiado», según apuntaron desde el equipo de veterinarios del centro. «Su vida no era viable», apuntaron.

Por otra parte, ayer, un grupo de buceadores del centro Diving Stones de Benidorm hallaron muerta a una tortuga boba. Estaba en las inmediaciones de la isla de Benidorm. El animal, que está en peligro de extinción, pesaba 120 kilos y posiblemente sufrió el impacto de una embarcación.