«Que el silencio sobre ellos en la norma no se transforme en exclusión». Eso es lo que espera el vicepresidente del Comité de Bioética de España sobre el futuro que tendrán los capellanes de los hospitales en los comités de bioética asistencial valencianos tras la nueva normativa propuesta por el Consell y que elimina, en su primer borrador, la obligatoriedad de contar con los religiosos de los hospitales entre los miembros «natos» de estos órganos consultivos.

Federico de Montalvo, doctor en Derecho y profesor de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho (ICADE) de la Universidad Pontificia Comillas, aseguró ayer a Levante-EMV que sería un «error» prescindir de los servicios de las personas que ofrecen asistencia religiosa en los hospitales en estos comités que abordan problemas éticos en la asistencia sanitaria.

Para Montalvo, no se trata de demostrar en la nueva norma la «laicidad» del Estado, sino que se debe tener en cuenta que las decisiones en el ámbito hospitalario «ya no las toma en exclusiva el equipo médico. Antes era solo una decisión técnica, ahora entra en concurso también la autonomía de la persona, porque hay derecho a rechazar un tratamiento y los problemas éticos deben de resolverse también con la historia de valores espirituales de esa persona», defendió.

En este contexto, Montalvo entiende que la presencia de clérigos y de representantes de otras confesiones es «muy conveniente tanto en los equipos hospitalarios como en los comités de bioética porque la espiritualidad en el final de la vida tiene un valor especialmente relevante», aseguró.

De hecho, el experto nacional aseguró que el cambio propuesto en la legislación autonómica estaría contradiciendo los «criterios de la Unesco que recomiendan incorporar a agentes espirituales en estos comités», aseguró. Montalvo puso como ejemplo la nueva normativa aprobada en Reino Unido que no solo «autoriza su presencia sino que la promueve y facilita», añadió.

«No se trata de obligar ni de reservar un hueco específico pero sí de facilitar su presencia porque es necesaria gente capaz de valorar el problema teniendo en cuenta la historia de valores de los pacientes», concluyó.