Omayma es una joven musulmana que, cansada de ir a la playa en camiseta y mallas y de no poder bañarse en las piscinas había decidido comprar por Internet un burkini este verano pero «he desistido». El motivo: el ambiente de rechazo en torno a esta prenda «y con la vestimenta en general que refleje el Islam». «En estos momentos tengo incluso problemas en la carrera de Turismo para hacer mis prácticas con el pañuelo puesto, cosa que hace unos años no pasaba», asegura la joven que ha apostado por dejar para otra ocasión su compra. Con todo, Omayma es comprensiva. «Me pongo en el lugar de la gente y entiendo que, sobre todo en Francia y Alemania, tras los atentados, haya cierto rechazo».

v. s. valencia