Investigadores del Instituto de Matemática Multidisciplinar de la Universitat Politècnica de València (IMM-UPV) ha calculado en 400.000 el número de jóvenes que podrían convertirse en víctimas de acoso escolar en España.

Tres investigadores han trabajado con datos de informes de Save The Children y de la Fundación Telefónica para cuantificar, a través de la modelización dinámica y ecuaciones, el número de acosadores que habrá en las aulas en cortos periodos de tiempo. También han tenido en cuenta diferentes factores socio-culturales, demográficos y económicos.

El estudio, que abarca desde 2015 a 2020, cuantifica en 400.000 los jóvenes de 12 a 18 años que sufrirán acoso escolar en sus centros de estudio. Además, también señala que 388.072 estudiantes (9,83 %) son defensores de los agredidos; más de 1,2 millones (49,2 %) restan indiferentes ante estas situaciones; y 833.353 alumnos (21,2 %) son cooperadores de los 725.530 (18,38 %) contabilizados como agresores. Según los cálculos de los investigadores, se trata de 100.000 casos más de «bullying» al año.

Lucas Jódar, director del IMM-UPV y uno de los autores del estudio, explica que el interés por el tema «no es nuevo».

La idea surge a raíz de elaborar un estudio anterior sobre la violencia machista. «Es un problema relacionado. Los agresores en los colegios luego lo serán en otros escenarios, como en el trabajo o con la pareja». Por tanto, Jódar asegura que el estudio es «un pronóstico de la cantidad de agresores» que habrá en un futuro.

En su opinión, el acoso en las aulas es un «problema brutal» que podría solucionarse «de manera facilísima» y con «voluntad activa de ayudar». «En los colegios no hay mecanismos para apoyar a las víctimas. No denuncian porque no se sienten apoyadas; los profesores no tienen amparo legal y los directores lo esconden», se lamenta.

Por tanto, asegura que los muchachos «se sienten solos y los agresores campan a sus anchas». Además, matiza que en España se tiene «mucha vergüenza y muy poca conciencia social» y se tiende a «esconder los fracasos», por eso muchos casos no se denuncian.

El director del IMM-UPV está seguro de que este maltrato se podría eliminar, por ejemplo, poniendo carteles en los colegios que animen a denunciar si se sufre acoso, como ya lucen en los centros y las calles de otros países europeos.

Asimismo, también considera que hay que incidir en la educación y la importancia de los valores, ya que las nuevas tecnologías facilitan aún más las situaciones de acoso.

Según explica, las víctimas de acoso escolar arrastran el problema «toda la vida» y muchas ven afectada su autoestima, por ejemplo. El agresor, con su actitud, muestra que también «está mal», ya que suele sufrir fracaso escolar o problemas económicos en su entorno familiar.

Sobre el hecho de relacionar las matemáticas con este tipo de situaciones sociales, Jódar apunta que en general «la gente tiene una idea de las matemáticas torcida» porque «se enseñan mal, alejadas del contexto real». Él en sus investigaciones utiliza su formación matemática para «contar bien y cuantificar el problema», pero el resto es un trabajo sociológico, asegura.