Cuatro de cada diez estudiantes que se inscriben en los centros escolares emplazados en la Comunitat Valenciana llegan al cuarto curso de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) con algún ejercicio académico repetido. Así lo atestiguan los registros de la edición 2016 del informe «Sistema Estatal de Indicadores de la Educación», publicado por el Ministerio de Educación. Los datos del documento oficial confirman que la tasa de idoneidad escolar de los jóvenes valencianos „porcentaje de alumnos que alcanzan un determinado curso con la edad adecuada„ es del 60 % a los 15 años: el 40 % restante no lo hace.

Dicha cifra es inferior a la media nacional (64 %) y se encuentra muy por detrás de los índices cosechados en autonomías como Cataluña (75 % de éxito escolar), País Vasco (73 %), Navarro (69 %) y Asturias (69 %).

Las cifras corresponden al curso lectivo 2013-14 „tal y cómo suele ocurrir en los informes publicados por algún organismo oficial„ e ilustran uno de los grandes problemas actuales del sistema educativo valenciano: el fracaso escolar existente entre los jóvenes, que se agrava conforme aumenta la edad de los alumnos.

De hecho, los registros confirman que la tasa de idoneidad va «menguando» conforme se eleva la edad: es del 91 % a los ocho años, del 87 % a los diez años, del 82 % a los doce años y del 67 % a los 14 años. Es en las dos últimas etapas cuando los índices se desploman, cuando aumenta de forma exponencial el número de jóvenes repetidores.

Un problema «endémico»

Francisco González Zurita, portavoz de relaciones institucionales del sindicato FETE-UGT, abordó ayer la situación y explicó que «nos encontramos ante un problema endémico del sistema educativo valenciano, aunque también se sufre a nivel nacional. Es cierto que en otras regiones cuentan con una mejor dinámica y esto es porque destinan una mayor inversión en educación y porque apuestan claramente por programas de refuerzo. Actúan cuando detectan un problema y ponen el recurso adecuado, no se esperan».

A su vez, el portavoz sindical expuso que «los datos están ahí y encima la Lomce no va en la dirección adecuada. Hablamos de una ley que apuesta por las reválidas, por apartar a los estudiantes con peores resultados y diferenciarlos de los que tienen mejor expediente, por desarrollar una especie de apartheid educativo. El modelo en el que nos deberíamos mirar es el nórdico. Países como Suecia y Finlandia abordaron este problema hace mucho tiempo... y ahí están los resultados». Roberto Romero, responsable de enseñanza pública no universitaria del sindicato CC OO-PV, se movió en términos similares: «Las cifras están ahí y hablan de un problema sistémico. Hace tiempo que en nuestro sindicato vemos que el sistema de la repetición de curso no funciona, eso está claro. Es cierto que el nuevo Consell ha cambiado la estructura de los programas de refuerzo, pero necesitan al menos un ciclo académico para ver resultados. No se trata de cambiar una cosa y que enseguida se note. Cuando hablamos del sistema educativo las cosas van bastante despacio. Se necesita un tiempo prudencial». Romero también argumentó que «hablamos de un modelo complejo, en el que entran multitud de factores... como las salidas profesionales prematuras que pueden percibir los jóvenes o la ausencia de profesores de refuerzo. Son muchas patas que forman parte de un todo y todas son importantes».

Por último, Marc Candela (STE-PV) apuntó que «hablamos de una dinámica que se vincula fácilmente con los recortes sufridos en los últimos años. Por ejemplo, si se aumentan las ratios y hay menos profesores es fácil que hayan más repetidores. La administración tiene que trabajar para revertir esta situación. Se han hecho cambios, pero aún no son suficientes».