Tras la anunciada investidura fallida de Mariano Rajoy (el fracaso quedará sellado entre hoy y el viernes en el Congreso), se volverán a abrir las negociaciones para que, aunque sea con abstenciones, el PP consiga formar un Gobierno en minoría al ser la fuerza más votada en las pasadas elecciones. Cuando todo el mundo piensa ya en el día después, desde el empresariado valenciano se están realizando movimientos para que los pocos votos que pueden faltar para que haya un Ejecutivo procedan de la Comunitat Valenciana.

Eso sí, a cambio de un importante cheque en financiación, compromiso de inversión en infraestructuras en los presupuestos de 2017 y una mayor «cuota reputacional», es decir, que no solo se hable de la Comunitat Valenciana en términos negativos y de corrupción, según han confirmado varios empresarios a Levante-EMV. Esta línea de trabajo coincide con la oferta que el lunes lanzó la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, a socialistas y Compromís para que cedieran once de sus diputados a Rajoy a cambio de negociar la reforma del modelo de financiación. El PSPV llegó a tildar la propuesta de «delirante», pero Bonig no sólo no está sola en su idea, sino que, antes de su oferta, hubo movimientos con varios actores para allanar el camino a una posible abstención «técnica».

Salvador Navarro, presidente de la Confederación de Empresarios Valencianos (CEC), aseguró ayer a este diario que España «necesita un Gobierno y es una opción que deben configurar varios partidos». Mantuvo que los diputados valencianos podrían sacar una buena tajada de las necesidades y de la debilidad electoral de Mariano Rajoy y «empezar a trabajar en la lógica de defender los intereses de la Comunitat Valenciana». «Ser decisivos en la investidura podría sacar a los valencianos de la invisibilidad», mantuvo.

Tras el «no es no» de los socialistas, los empresarios están planteando la idea de la abstención técnica de alguno de los diputados de Compromís, una idea que, según ha podido saber este periódico, lleva madurándose desde hace meses. De hecho, ya hubo contactos en el mes de julio con un dirigente de la formación que no fructificaron y que se habrían retomado recientemente. La propuesta formal está hecha. Los líderes empresariales aspiran a convencer a la rama más centrista de la coalición, concretamente el Bloc, aunque saben de la dificultad de la operación porque la lideresa Mónica Oltra ha mostrado su disconformidad con estos planteamientos. En los citados contactos se pensó en sumar al PP valenciano. La idea era que Bonig mediara ante Rajoy, incluso se pretendía que ella facilitara que Compromís fuera recibido en Moncloa en calidad de grupo propio en la ronda de contactos para formar gobierno. Sin embargo, la gestión con el PP no llegó a hacerse y la presidenta Bonig, tras hablarlo consus colaboradores y consultar a Génova, decidió el martes lanzar una oferta de estas características.

Las fuentes consultadas mantienen que la lideresa desconocía que los empresarios estén trabajando en este plan y que nadie se haya dirigido a ella con tal fin.

A pesar de las dificultades que tiene la iniciativa para prosperar (ganarían en visibilidad, pero el desgaste político sería enorme) los empresarios creen que hay opciones de que Compromís vaya de la mano del Partido Nacionalista Vasco (PNV), un viejo conocido del Bloc, ya que ambos partidos concurrieron juntos a varias elecciones europeas. Fuentes empresariales explicaron que tras las elecciones en Euskadi el próximo 25 de septiembre, el PP y los nacionalistas vascos podrían llegar a acuerdos como los que cuajaron en otras legislaturas.

En este caso, con una investidura de Mariano Rajoy facilitada por las abstenciones o votos a favor de Ciudadanos, Coalición Canaria y PNV, sólo haría falta un escaño de la coalición política valenciana para desbloquear la situación. Con todo, de los cuatro diputados, pocos podrían asumir una responsabilidad como esta.

Ahora bien, habría que cerrar un acuerdo concreto que fuera más allá de un compromiso de reformar el sistema, algo que por cierto que ha prometido Rajoy en numerosas ocasiones y forma parte de su acuerdo con Ciudadanos. Algunas fuentes apuntaban ayer a que una solución sería que, como gesto de buena voluntad, el Gobierno en funciones aceptara ya transferir a la Comunitat los 1.300 millones que el Consell incluirá de nuevo en los presupuestos de 2017 en concepto de infrafinanciación.

«Los valencianos deberíamos jugar nuestras bazas», añadió Navarro. «Y eso es empezar a tener visibilidad. Actuaciones de este tipo nos hacen importantes», señaló el presidente de la CEC. «Es el momento de que los valencianos ayuden a solucionar problemas», puntualizó.

Los movimientos empresariales no son extraños, máxime cuando fueron los más entusiastas con la posibilidad de que se configurara un grupo valenciano propio en el Congreso. «Nos da igual el color político, queremos que se reivindique la agenda valenciana y que se condicione en Madrid», asegura otro patrono. Insisten en que la propuesta generará un debate interno en la coalición. «Es una oportunidad histórica», añadieron las citadas fuentes.