Con el corazón en un puño. De esta forma afrontaban ayer los vecinos de las urbanizaciones desalojadas por el incendio declarado entre Xàbia y Benitatxell el regreso a sus casas. Mientras unos, afortunadamente los menos, lloraban la destrucción total o parcial de un centenar de viviendas, los otros se congratulaban por su buena suerte, aún a pesar de ver cómo setos y jardines habían sido pasto de las llamas. Todo ello en medio de la desoladora imagen de un antiguo vergel convertido ahora en un paisaje de cenizas.

Alrededor de 1.400 vecinos fueron desalojados entre el domingo y el lunes de hasta 22 urbanizaciones situadas en Xàbia y Benitatxell, como consecuencia del pavoroso incendio declarado entre ambos términos municipales. No fue hasta la mañana de ayer, una vez estabilizado el siniestro, cuando los residentes pudieron empezar a regresar a sus casas, con la incertidumbre de no saber con qué se iban a encontrar.

Dos de las urbanizaciones más afectadas por el fuego eran las de Pinasol y Valsol, en Xàbia, a donde los inquilinos acudían atenazados por el miedo. El paisaje, de entrada, era desolador, con todo el bosque que circunda las áreas residenciales devorado por el fuego, y las parcelas desocupadas y las zonas recreativas también completamente calcinadas.

El fuego, aprovechando como hilo conductor los resquicios de la maleza de los márgenes y de los propios setos de las casas, se había ido propagando por las urbanizaciones quemando gran parte de las áreas ajardinadas y, lo que es peor, llegando a afectar a varias viviendas, alguna de las cuáles aparecía completamente arrasada.

La peor parte se la llevaron las casas situadas junto a la masa forestal, donde el fuego golpeó con mayor fuerza. También las ubicadas junto a bancales y campos de cultivo. Este es el caso de Robert y su mujer, ambos suizos, que se encontraron ayer con el garaje-trastero de la casa totalmente devastado por las llamas, una de las habitaciones también afectada por el fuego y toda la casa ennegrecida por el humo. «La casa está destrozada. El daño es enorme -comentaba visiblemente compungido-, aunque tenemos que dar gracias a los bomberos, ya que nos han dicho que estuvieron luchando aquí para salvar la casa».

Deformada por el calor

Otro matrimonio británico lamentaba los daños sufridos en la sala de estar de su vivienda, que presumiblemente había ardido como consecuencia de las elevadas temperaturas alcanzadas en el exterior, puesto que no se veía la forma en la que el fuego había alcanzado este lugar. También el aspecto que presentaba una caravana estacionada junto a la casa, cuya carrocería aparecía deformada por el calor.

Un poco más abajo, Julia, que había alquilado un chalé para pasar las vacaciones, narraba cómo había sido el momento del desalojo. «Era por la tarde y vimos el fuego que aparecía por lo alto de la montaña. Después todo fue muy rápido, porque las llamas se acercaban a gran velocidad y vinieron para decirnos que había que desalojar y además enseguida. En nuestro caso hemos tenido bastante suerte, porque salvo el seto que se ha quemado, la casa se encuentra en perfectas condiciones».

También la vivienda en la que vive Jonathan con su familia logró salvarse de las llamas, pese a que justo al lado había un pinar que ahora ha quedado reducido a cenizas. Sin embargo, su coche, acabado de estrenar, estaba totalmente destrozado. «Menos mal que lo tenía a todo riesgo», manifestaba.

Fue su padre el que intentó combatir el fuego con la ayuda de una manguera antes del desalojo, por lo que al quedarse la casa a solas se temían lo peor a su regreso. «Parece que los bomberos estuvieron aquí e hicieron todo lo que pudieron para que la casa no terminara afectada», elogió.

El esfuerzo de toda una vida

Una agente de una inmobiliaria recorría ayer la urbanización Pinasol interesándose por el estado de las casas en las que estaban alojados sus clientes. «Fue horrible, porque había mucha gente y confusión cuando decidieron desalojar. Ha sido un desastre no sólo para las viviendas, sino para toda la zona, porque estamos hablando de uno de los lugares más bonitos que existen en la costa. No puedo entender cómo hay gente que puede hacer estas cosas», en referencia al pirómano.

Durante toda la jornada también hubo mucho movimiento en las urbanizaciones por parte de los técnicos de la luz y el teléfono, toda vez que el fuego causó estragos en las líneas y también en los contadores, por lo que casi toda la zona estaba sin servicio.

Mientras, Reme, vecina de la Granadella, comentó que el día de este incendio «justo se cumplían 16 años y 5 días» del que arrasó en en el año 2000 también este paraje. «Pero, pese a que esto ya lo hemos vivido, moralmente estamos destrozados. Es una desgracia. Nuestra casa se ha salvado. Hicimos muchos sacrificios para poder construirla».