«Le he dicho a mi hijo que lo quiero mucho y que voy a luchar por él». Con estas palabras se despidió Alberto Bordes de su hijo Joan, el pequeño de 4 años que vivía en régimen de preadopción desde los 18 meses con una familia afincada en Sueca y que ayer, por mandato judicial, fue devuelto a la familia biológica del pequeño de Oviedo.

Ahora bien, la batalla de esta pareja valenciana sigue en las instancias judiciales. El Tribunal Supremo tiene que decidir sobre el recurso presentado por la familia acogedora contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Oviedo que da la razón a María José Abeng, la joven madre asturiana, que reclamó a su hijo biológico. Si el alto tribunal no devuelve el pequeño a sus padres valencianos, estos estudian llegar al Tribunal de Estrasburgo e incluso al Tribunal Constitucional para que Juan Francisco siga con ellos.

El último movimiento judicial, en julio, lo ha dado la Consejería de Bienestar Social de Asturias, que tiene la tulela del menor, que ha presentado una demanda para quitarle la patria potestad a la madre biológica porque no lleva presuntamente una vida adecuada y porque en su entorno podría haber riesgo para el menor, según explicó a los periodistas Enrique Vila, abogado de la familia valenciana. Por ende, el Gobierno del Principado y el ministerio fiscal mantienen el criterio de que el pequeño debe seguir con su familia de Sueca.

Pero mientras, ayer se cumplió la ley. Y se vivió una situación dramática y muy dolorosa, en especial, para la familia acogedora y para el niño, que no entendía nada de lo que pasaba y estaba traumatizado. A las diez de la mañana, llegaron Alberto Bordes, con el pequeño Joan en brazos; su mujer Noelia Estornell, y un reducido grupo de familiares para entregar el chaval en laa Comandancia de la Guardia Civil del barrio de Patraix. Fueron recibidos con aplausos y muestras de cariño por parte de medio centenar de amigos y familiares que estaban allí, en forma de apoyo y de protesta pacífica, con pancartas en las que se reclamaba «justicia» y que el pequeño se quede en la localidad valenciana.

Buena parte de los reunidos eran componentes de la falla El Masclet de Corbera, a la que pertenecen Alberto, Noelia y el pequeño Joan. Una portavoz de los amigos, Nadia Pastor, afirmaba a Levante-EMV que lo ocurrido con Joan «es una injusticia porque si la Ley del Menor está así, al único que está perjudicando es al menor».

Otra amiga de la familia, la regidora de Ciudadanos de Sueca, Celia Beltrán, remarcó que el niño «no quiere» volver a Asturias y pidió que se cambien las leyes «porque es incongruente que una madre pueda dar en adopción a su hijo, y recuperarlo luego hasta los 5 años». Los concentrados portaban tres pancartas en las que se exigía justicia. En una de ellas, muy emotiva, se leía: «Volem al príncep de caramel amb nosaltres».

Entre gritos de «¡Se lo tienen que llevar, se lo tienen que llevar! o «¡Es una barbaridad, no las conoce de nada!», la madre adoptiva sufrió una grave crisis nerviosa que obligó a prestarle asistencia médica, tras despedirse del pequeño. Otra pariente de la familia se desmayó y tuvo que ser trasladada en ambulancia a un centro médico cercano.

Pocos minutos después llegó la madre biológica, María José Abeng, acompañada de su madre, Lucrecia Ayang, y otro acompañante. Ninguna de las dos mujeres quiso hacer declaraciones a Levante-EMV.

En medio de una nube de periodistas, reporteros gráficos y cámaras de televisión, Alberto Bordes relató que su hijo no quería marcharse de su lado de ninguna manera. « Joan ha tenido un proceso de negación -comentó el progenitor adoptivo- y se ha enfadado con nosotros. Hemos intentando hacerle entender que estamos haciendo esto porque nos están obligando», relató. «Y le hemos dicho que lo queremos mucho, que vamos a pelear por él porque tiene que estar con nosotros», recalcó.

Por su parte, el abogado de la familia de acogida, Enrique Vila, espera que «en breve» el Supremo decida ya que es «consciente de la gravedad del asunto». Vila subrayó que su intención no es atacar a la progenitora biológica, pero dijo que la han visto presuntamente «embriagada, semidesnuda y reconociendo que su pareja actual le da mala vida». Por ello, señaló, «como padres acogedores, hay obligación de impedir que vaya con una madre que tiene esas actitudes», finalizó.