Quizás no en el tono (el portavoz Alexis Marí es más sosegado), pero sí en el contenido los discursos de Ciudadanos y del PP podrían haberse ayer intercambiado perfectamente. La cercanía que a lo largo de la legislatura Ciudadanos había mostrado con el tripartito se esfumó ayer en un nuevo contexto (externo e interno) que ha empujado al partido a la oposición pura y dura. Tal es así, que pidió a Puig un paso atrás: «deje paso a la siguiente (en alusión a Oltra) o váyase si no es capaz de mejorar la Comunitat».

Marí dejó claro al arrancó su intervención que el periodo de gracia ha terminado: «Hace año y medio nos alegramos del cambio de aires, se respiraba opacidad, abuso de poder y corrupción, características intrínsecas del PP». Fue lo único agradable que pudo escuchar ayer Puig de C's. A partir de ahí, hizo un repaso demoledor de la gestión del bipartito al que acusó de «políticas radicales que sólo han servido para rescatar a su gente».

Marí denunció el enchufismo, las promesas incumplidas y la inacción del Consell, pero sobre todo centró sus críticas en la política educativa y en la figura del conseller Marzà, «que trabaja al servicio de independentismo y el radicalismo». Marí recuperó la polémica intervención de su antecesora Carolina Punset en el debate de investidura para cargar contra el «la deriva nacionalista» y la política de inmersión lingüística.