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El origen del caso que tumbó a dos iconos del PP

Con el exsuegro de Benavent empezó todo

La ruptura matrimonial que provocó que las grabaciones llegaran a los investigadores sepultó la carrera de Rus y después la de Barberá al cruzarse con la causa del «pitufeo»

El exsuegro de Marcos Benavent, Mariano López Sancho. perales iborra

Una ruptura matrimonial, la de Marcos Benavent con la hija del empresario setabense Mariano López Sancho, está en el origen de la caída de dos iconos del PP valenciano, Alfonso Rus y Rita Barberá, hoy ambos repudiados y apartados de una formación que los veneró.

Las grabaciones que el exsuegro de Benavent llevó en su día a la fiscalía pusieron en marcha un operativo que primero se llevó por delante a Rus y que también ha acabado con la carrera política de la exalcaldesa de Valencia aún senadora, tras cruzarse en el camino de los investigadores de la trama de la empresa pública Imelsa la presunta financiación ilegal del PP en el Ayuntamiento de Valencia.

Desde las desavenencias familiares de Benavent hasta la negativa ayer por la tarde del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a contestar preguntas sobre Barberá con la excusa de que ya no forma parte del PP, han pasado años, pero ambos momentos están tan relacionados que el segundo no puede entenderse sin el primero.

El ex gerente de la empresa pública Imelsa y delfín de Rus, cuyas grabaciones realizadas durante años a cargos del PP y presuntos comisionistas son consideradas por los investigadores «un excepcional medio de prueba», contrajo matrimonio con Nina López el 21 de mayo de 2005. López era la hija del presidente de los empresarios de la Costera, José Mariano López Sancho, también detenido el pasado mes de enero en la operación Taula. El propio Alfonso Rus, alcalde de Xàtiva, ejerció de testigo en 2005 de un enlace de postín que permitía a Benavent emparentar con lo más florido de la sociedad de la capital de la Costera y acercarse a quien sería su mentor político, en cuyo gobierno fue concejal de Fiestas.

A partir de entonces, y con Rus ya al frente de los populares de la provincia de Valencia, Benavent se convirtió, según los investigadores, en el recaudador de una trama que además del económico también tuvo un objetivo político: llevar a Alfonso Rus a la presidencia de la diputación, porque desde allí tendrían la posibilidad de mediar en más contratos públicos y por tanto obtener comisiones de adjudicaciones públicas. Los investigadores sostienen que para el asalto a la diputación surgió la necesidad de financiar económicamente al PP en la provincia de Valencia para lo que Rus puso a su entonces protegido Benavent en contacto con Máximo Caturla, que entonces era consejero delegado de Ciegsa con capacidad de decisión sobre la adjudicación de infraestructuras educativas.

Paralelamente, el suegro también prosperó al calor del dinero que fluye de la firma pública que dirige su yerno. Benavent admitió en una declaración que el contrato de gestión tributaria de la diputación, el call center se amañó en favor de Servimun e incluso uno de los hijos del empresario se convirtió en «coordinador de primer nivel» del call center de la calle poeta Liern.

Pero la separación de Benavent acabó con la era dorada y al ritmo que se agravaba la ruptura matrimonial, los pagos a la empresa del yerno comenzaron a retrasarse. El dinero alegre de otros tiempos se hizo más complicado de conseguir. Las facilidades se convirtieron en pegas y aparecieron las discusiones y broncas en el despacho de Benavent. Las desavenencias por el dinero acabaron en abierta enemistad hasta que el exsuegro llevó a la Fiscalía la memoria USB con las grabaciones de Benavent que han abierto en canal al PP.

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