La publicación de las grabaciones furtivas de Marcos Benavent removió el avispero de intereses del «Caso Taula» y la Guardia Civil se aprovechó del nerviosismo de sus protagonistas. En abril de 2015, los agentes del grupo de delitos contra la administración de la Unidad Central Operativa (UCO) aún intentaban localizar a Marcos Benavent, desaparecido en la nada. Pero seguían muy de cerca a sus presuntos testaferros. Según consta en el sumario de la pieza principal del «Caso Taula» la Guardia Civil hizo un seguimiento a Jaime José Úbeda, a quien Benavent llamaba «Jaimito», y que fue administrador único de Berceo Mantenimientos, la empresa pantalla utilizada por el exyonki del dinero para cobrar mordidas y saquear las arcas de la empresa pública Imelsa.

Al salir a la luz esta relación entre Benavent y Úbeda, en noticias como las publicadas por Levante-EMV, «ha podido generar una lógica inquietud que podría derivar an la realización de contactos personales y telefónicos de sumo interés para la investigación», según reflejan los agentes en un escrito dirigido al Juzgado de Instrucción 18, fechado el 30 de abril de 2015.

Una inquietud que provocó que «la actividad operativa policial desarrollada sobre esa persona ha permitido comprobar que en la actualidad [Jaime José Úbeda] no acude a ningún lugar de trabajo y que ha mantenido reuniones con distintas personas muchas de ellas aún sin identificar». Entre estas reuniones, a los agentes de la UCO les sorprenden dos: «las mantenidas con un periodista para tratar asuntos relacionados con los artículos que aparecen en la prensa», señalan en su informe. Y otra «con el alcalde de una localidad valenciana de la comarca de la Costera, el mismo día que la prensa publica un artículo relacionado con la trama corrupta investigada». Una reunión que, apunta la Guardia Civil, «se produjo en un campo de naranjos, según refleja la fotografía, lo que llama la atención de los investigadores». En la imagen captada por la Guardia Civil, reproducida en el sumario, los agentes identifican a «Jaime José Úbeda, un persona sin identificar y el alcalde de una localidad de la Costera».

También incluyen una imagen de detalle de los dos móviles que solía utilizar Jaime José Úbeda. «De dichas reuniones y de la frecuencia de con la que usa los dos dos teléfonos que posee, se deduce la importancia que para la investigación pueden tener las conversaciones que esté manteniendo en la actualidad». El juzgado autorizó la intervención policial de los dos teléfonos móviles del testaferro de Benavent. Unas escuchas productivas ya que la publicación de contínuas noticias sobre el Caso Taula provocó que Jaime José Úbeda no dejara de hablar por teléfono sobre su relación empresarial con el yonki del dinero. Un chollo para los investigadores.