¿Cuál es su grado de satisfacción con la gestión del Consell de Puig y Oltra?
No soy el más indicado para contestar a esta pregunta porque siempre he procurado que las relaciones entre el Gobierno de la nación y el Consell sean las mejores posibles. Sin embargo, creo que el Consell tiene una dificultad de origen y es que está compuesto por fuerzas muy heterogéneas. Las coaliciones funcionan en tanto en cuanto están compuestas por partidos que coincidan en lo fundamental y en esta nos encontramos que difieren en puntos centrales. Los resultados hasta este momento no parecen excesivamente brillantes.
La principal reivindicación del Consell es la financiación. ¿Por qué el Gobierno retrasa esta necesidad e incluso Rajoy en la investidura frustrada señaló que no contemplaba una solución urgente?
El origen está en el sistema que estableció el Gobierno socialista en los años de bonanza, en que hubiera sido muy fácil hacerlo. A partir de ahí, hacer una reforma de financiación en estos cuatro años, con una caída de la recaudación de 70.000 millones, era extraordinariamente difícil. Dicho eso, siempre hemos afirmado que había que hacer esa reforma, antes y después de la disolución de las Cortes, y yo no deduje del discurso de investidura que no fuese urgente. Probablemente es uno de los temas prioritarios y, de hecho, está en el pacto con C's. Mi opinión es que hay que hacerlo de forma inmediata, es una de las cosas que un nuevo gobierno ha de abordar en primer lugar. Ahora es un sistema absolutamente injusto y discriminatorio. Las dotaciones en servicios deben ser idénticas cualquiera que sea el lugar de residencia. Lo otro es romper un principio cardinal de la Constitución y este sistema infrafinancia a muchos territorios, entre ellos la Comunitat Valenciana. No hay duda alguna sobre ello. He sido claro siempre y, por cierto, no con aprobación de todos los miembros del gabinete.
¿El Corredor Mediterráneo, la otra gran demanda del Consell y la sociedad valenciana, no es el ejemplo de una política recentralizadora?
No, no. Ha sido una prioridad de este gobierno y mía personal. Cuando llegamos era un power point y ahora se han hecho inversiones importantes. Déjeme que le diga que nos encontramos con un planteamiento descabellado. Tan imaginario como inviable. Con un coste desorbitado de 51.300 millones de euros. Nosotros le hemos dado la vuelta para convertirlo en un corredor real que, cuatro años después, tiene todos sus tramos en obras. Este Gobierno ha demostrado que pese a los ajustes a los que todos nos vemos sometidos, hoy cuenta con una asignación presupuestaria total para el conjunto del periodo de 6.350 millones de euros. Además, lo hemos llevado como proyecto prioritario a la UE.
¿No hay competencia a favor del Corredor Central?
Que no, que no, que no es eso. Ahora hay un tramo que hay que revisar. Para mí es absolutamente prioritario, incluso desde mi vertiente de ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación. El Mediterráneo va a jugar un papel central para el comercio de China y es importante tener un puerto de entrada, que será tanto más atractivo cuanto mejor esté comunicado con el resto de Europa por ferrocarril.
¿Está bloqueando el Gobierno el barco con refugiados que el Consell quiere fletar?
El problema de los refugiados es probablemente el más serio que la UE ha de afrontar. Está sin resolver porque no tenemos una política común y, mientras no exista, seguiremos adoptando medidas parciales, como el acuerdo con Turquía, que ha supuesto un golpe para las mafias y una disminución importante de las personas que se ahogan en el Mediterráneo. Pero lo que no puede haber son acciones aisladas y descoordinadas, porque no conducen a ningún sitio. De la misma manera tenemos que coordinarnos con los gobiernos regionales. Está bien la preocupación, pero o se ordena o esto no tiene solución.
