El Gobierno de Mariano Rajoy ha excluido el túnel pasante, vital para la reordenación ferroviaria de Valencia y para la viabilidad del Corredor Mediterráneo, en un informe remitido a la Unión Europea que recoge los «cuellos de botella» que impiden el pleno desarrollo del transporte de personas y mercancías por ferrocarril.

Hasta en tres ocasiones desde el pasado mes de julio, el gobierno valenciano ha intentando que el Ministerio de Fomento enmendara el presunto «error» -ignora un compromiso firmado en 2003 entre el gobierno de la nación, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia comprometiéndose a ejecutar el túnel pasante- sin que haya obtenido respuesta oficial, según denunciaron ayer la consellera de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, María José Salvador, y el secretario autonómico Josep Vicent Boira, para quien la actitud del Gobierno central condena a la Comunitat Valenciana a convertirse de nuevo en el «semáforo -ferroviario- de Europa».

Boira ha gestionado y obtenido el respaldo del comisario europeo en el corredor mediterráneo, Laurens-Jan Brinkhorst, para exponer el próximo 3 de octubre durante 15 minutos -«un mundo en términos de Europa», manifestó Boira- la magnitud de este «olvido», que María José Salvador tildó de «inadmisible» y prueba de la «invisibilidad» a la que el Gobierno español somete a la Comunitat Valenciana.

Según explicó la consellera, la Comisión Europea remitió en junio a la Generalitat el borrador de la segunda fase del documento denominado «Study on Mediterranean TENT-T Core Network Corridor», que incluye un «report» o listado preliminar de los proyectos que cada estado miembro afectado por uno o varios corredores considera prioritarios. A petición europea, el listado presta especial atención a los «nodos urbanos», tanto en su papel de «cuellos de botella» para el transporte ferroviario, como en el de motor de oportunidades y sede de intraestructuras logísticas.

La Generalitat comprobó que en el documento -elaborado con la información remitida por los estados- no había ni una sola referencia al túnel pasante ni a la reordenación ferroviaria de Valencia pactada en 2003 por Francisco Álvarez Cascos, José Ramón García Antón y Rita Barberá, y que incluía una comunicación subterránea en ancho mixto europeo e ibérico entre la estación del Norte de Valencia y la salida del túnel de Serrería en el Cabanyal. El proyecto incluía también una nueva estación de pasajeros en la avenida Aragón.

De este modo, el tráfico de mercancías del corredor procedente de la estación intermodal de la Font de Sant Lluís, también paralizada, de la ZAL, el Puerto de Valencia, Ford y el transporte ferroviario con origen en Alicante, Murcia o Almería se independizaba del de viajeros usuarios de la Alta Velocidad y Cercanías. Además, se facilitaba la liberación de los terrenos para el Parque Central de Valencia y se evitaba el colapso acelerado del túnel de Serrería, que absorbe todos los tráficos ferroviarios, trabajando ya en la actualidad cerca del límite de sus posibilidades técnicas.

Boira destacó que mientras el documento europeo sí recoge la manifestación y el compromiso de los estados de resolver problemas similares detectados en Turín, Lyon o Marsella, unas veces con presupuesto y plazos y otras tan solo con una declaración de voluntad de cada estado, el Gobierno español ni siquiera incluye el «problema» en su informe a Europa, lo que dificulta el acceso a fondos europeos para su ejecución, según dijeron.

«Los mismos argumentos que da el ministerio para el túnel ferroviario de Atocha-Chamartín son aplicables a este túnel, pero mientras aquel lo construye, este, sin el que el Corredor Mediterráneo no es posible, es ignorado», dijo Boira.