La compleja situación política en la que se encuentra España ha acabado generando un nuevo desgarro en la familia socialista valenciana cuyo alcance está por determinar, pero que, sin duda, es el más grave, desde que Puig dirige el partido. La decisión del jefe del Consell de respaldar de forma activa la operación para destronar a Pedro Sánchez saca a la luz un conflicto interno que ya existía, aunque estaba latente.

La división dentro del PSPV entre quienes apoyan a Pedro Sánchez en su negativa a facilitar un gobierno con Rajoy de presidente y quienes, como el secretario general y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, creen que la situación interna en Ferraz era insportable es total. Y sus consecuencias ya son visibles y van más allá del enfrentamiento „conocido y aceptado„ con la provincia de Valencia que lidera José Luis Ábalos, hombre del círculo de confianza de Pedro Sánchez y quien más abiertamente se ha desmarcado de la posición oficial del PSPV.

Blanqueries tendrá que hacer frente hoy mismo a las movilizaciones de una parte de su militancia que se ha volcado con Sánchez. Ayer, antes de que Puig se sumara oficialmente a la lista de los 17 dirigentes que firmaban la dimisión de la ejecutiva federal, medio centenar de militantes (entre ellos, caras conocidas como las del exdiputado Andrés Perelló, miembro del comité federal, o la exconcejala Carmina del Río) hizo un llamamiento a las bases para respaldar a Sánchez en su intento de formar «un gobierno alternativo de progreso» que asuma «la realidad plurinacional» de España y «evite la consolidación de un sistema de corrupción».

Después, conforme avanzaba la tarde, algunos militantes se concentraron ante la sede del PSPV en la calle Blanqueries para mostrar su rechazo con la posición del líder de los socialista valencianos, al que afean no haber consultado con los órganos del partido.

Correo a los militantes

Puig trató ayer de imponer serenidad y abortar cualquier conato de rebelión interna con un correo electrónico a todos los militantes en el que trataba de explicar su postura. En la carta, el jefe del Consell explica que tomó la decisión de marcharse del comité federal meses atrás, cuando Sánchez le impidió pactar con Compromís y Podemos la candidatura al Senado. Reconoce que ha sido una «decisión difícil» y cuestiona que el secretario general del PSOE se apropie del «no» a Rajoy.

«Siempre he luchado contra la derecha», indica el presidente, que reconoce abiertamente el distanciamiento con las posiciones de Ferraz: «A pesar de diferencias, de falta de confianza y ausencia de diálogo, siempre he mantenido mi lealtad. Es precisamente la fidelidad a nuestras ideas la que me ha llevado a la decisión de dimitir», arguye.

Los últimos días han evidenciado además otra factura, quizás más dolorosa, para el jefe de los socialistas valencianos. Puig no tendrá en esta guerra el respaldo de su padre político, el expresidente de la Generalitat Joan Lerma, quien se ha puesto de lado de Sánchez al apoyar el congreso como «fórmula para dirimir las hipotéticas discrepancias». «Creo que el secretario general ha dicho que piensa que es necesaria una sola voz y yo pienso lo mismo», apostilló. Añadió que el PP no ha dado razones para que el PSOE lo apoye y vio factible intentar una alternativa.