«Es la peor semana en 35 años de militancia. ¡Y te lo dice uno que no ha ganado ninguna batalla orgánica!». La frase del síndic socialista en las Corts, Manolo Mata, refleja el sentir del PSOE. Más todavía entre los que ayer perdieron la batalla. Mata fue uno de ellos. Votó a favor de Pedro Sánchez y lamenta el resultado. «Apoyábamos a Sánchez porque aspirábamos a otro modelo de partido, que representaban algunos socios del frente del 'no'. Se ha perdido una oportunidad de intentar un Gobierno diferente en Madrid, y eso es muy malo para el espacio que representa el PSOE», considera Mata. A su juicio, «va a ser muy difícil de recomponer la situación. Primero, porque este proceso ha sido durísimo en las formas y en la ejecución. Y segundo, porque el resto de fuerzas políticas salen, objetivamente, muy beneficiadas de este proceso del que el partido termina descabezado», expresa Mata.

Sin embargo, la primera tarea la tiene clara. «Ahora hemos de intentar que la gente conserve su militancia y que no afecte lo más mínimo al ámbito del PSPV y, por supuesto, al Gobierno valenciano, porque tenemos una responsabilidad delante de cinco millones de personas», añade el portavoz del Grupo Socialista en las Corts.

Andrés Perelló, veterano dirigente de Izquierda Socialista y que votó a favor de Sánchez, se mostraba ayer desolado por el desenlace y las formas. «Puedo entender casi todas las cosas, pero no que haya gobernantes de ciudades y comunidades autónomas capaces de llevarnos a esto. Lamento el espectáculo y pido perdón a los electores», subrayó Perelló a este periódico.

«Esto se ha cargado el PSOE»

El mayor valedor valenciano de Sánchez era, junto con la consellera Carmen Montón, el diputado estatal José Luis Ábalos. En su entorno lamentaban el «descrédito social» en el que se ve sumido el PSOE. Es tal el desencanto y el temor al futuro que se abre, que voces críticas del PSPV con el devenir del comité reflexionaban en voz alta: «¿A quién le interesa ganar posiciones en un proyecto tan dañado? Esto se ha cargado el PSOE», decía apesadumbrado uno de los participantes en el comité federal de Ferraz, que ha dejado en chiquilladas las históricas batallas de Blanqueries.