Desenredar la tela de araña clientelar tejida durante doce años para cobrar mordidas no es fácil. No siempre se actúa con luz y taquígrafos. Y seguir el rastro del dinero es tarea ardua. Pero a ello se han dedicado desde julio de 2014 la Fiscalía Anticorrupción y los agentes del grupo de delitos contra la administración de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que han diseccionado la red clientelar creada por Marcos Benavent desde la Fundación Jaume II el Just (desde 2003 a 2007) hasta la empresa pública de la Diputación de Valencia, Imelsa (que dirigió de 2007 a 2014).

El resultado de estas pesquisas es que el yonki del dinero confeso adjudicó 12,6 millones de euros en contratos a una cartera de 23 empresas comisionistas, durante doce años, de las que habría obtenido al menos 1,4 millones en mordidas, según el informe que la Guardia Civil dedica a la trayectoria empresarial de Marcos Benavent. Este recuento no incluye las comisiones cobradas por mediar en el amaño de contratos en Ciegsa, residencias de la tercera edad, operaciones urbanísticas y el Ayuntamiento de Valencia.

El informe de la UCO es un viaje por la trayectoria laboral y empresarial del yonki del dinero, quien aparece dado de alta en la Seguridad por primera vez en 1999 en el Ayuntamiento de Xàtiva y ejerce de autónomo en varias empresas donde empieza a coquetear con el mundo de la noche al regentar un bar de copas y una peluquería. Su presunta actividad delictiva se inicia en la Fundación Jaume II el Just, donde crea una alianza de intereses con Vicente Burgos, gerente de la entidad e íntimo amigo de Francisco Camps, quien le insta a iniciar su misión de «recaudador» de mordidas «para el partido» y para ambos, como ha reconocido Benavent a los investigadores. La UCO calcula que en esta etapa las comisiones cobradas por Benavent y Burgos a las empresas comisionistas «oscilaría entre un mínimo de 82.264,02 € y un máximo de 181.512,37 € en función del cobro del 2% o 3%» de cada contrato.

Al ser nombrado gerente de Imelsa, Benavent crea la sociedad pantalla Berceo Mantenimientos, un mero instrumento para cobrar comisiones administrado por dos testaferros: Jaime José Úbeda y José Estarlich. Sólo el segundo ha admitido su papel de «hombre de paja». Ambos obtenían a cambio de su papel contratos de Imelsa o del Ayuntamiento de Xàtiva para sus empresas (Ommega Ommoe y Excavaciones Jemar) y colaboraban en la elaboración de facturas falsas que escondían el pago de comisiones.

Un ramillete de 17 empresas se prestaron a esta práctica de pago de mordidas y emisión de facturas falsas. La Guardia Civil y la Fiscalía Anticorrupción han cruzado los datos obtenidos de Imelsa y de la Agencia Tributaria y confirma que las 17 empresas que facturaron 1,4 millones con Berceo Mantenimientos (por conceptos falsos, ya que ésta empresa nunca tuvo trabajadores) obtuvieron 5,6 millones en contratos de la empresa pública de la Diputación de Valencia, Imelsa, entre 2008 y 2013 (ver la relación de mercantiles en la infografía adjunta).

Ahora la cuestión es dónde ha ido a parar el dinero cobrado en mordidas por Marcos Benavent. El patrimonio del yonki del dinero confeso se limita a un piso de 94,12 m2 en Valencia y una vespa de 1966. La Guardia Civil cree que parte del dinero de las mordidas fue invertido través de la sociedad Kramelo Xàtiva SL en negocios de locales nocturnos. Berceo Mantenimientos SL también adquirió dos áticos con garaje en Xàbia. Ninguno pertenece ya a la sociedad. Una vivienda fue vendida por Jaime José Úbeda «sin el conocimiento de Marcos Benavent», según la UCO. Y Berceo sólo tiene actualmente 47.000 € en su cuenta y una plaza de garaje, según declaró José Estarlich a los investigadores.