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Perfil

José Muñoz, un guerrero de Puig con las espaldas bien cubiertas

El portavoz adjunto del PSPV tiene el descaro juvenil que puede convertirlo en «socarrat» o mecha de «mascletà»

José Muñoz, el primero por la izquierda. efe/zipi

Si se pasan por un pleno de las Corts y se fijan en quiénes son los directores de orquesta en la bancada socialista, los que empiezan los aplausos (a los propios) o los abucheos (a los ajenos), verán a un joven con barba habitualmente deschaquetado (que no descamisado, en la acepción guerrista) sentado en la primera fila después de la del Consell, a un paso de Ximo Puig, el padre político que no solo lo aupó a las listas sino que además lo señaló como portavoz adjunto del grupo.

Así que cuando sonó su teléfono la noche del sábado, mientras intentaba evadirse del incendio de Ferraz con los de La vida moderna, y al otro lado estaba el president anunciándole que, paridad mediante, iba a ser la voz valenciana en la gestora del PSOE, tenía difícil decir que no. Cuestión de lealtad, como la de un capitán al general que le ha dado cuartelillo. Y más en una semana difícil para Puig, que había visto a casi 200 socialistas pidiendo su dimisión.

Será inconsciencia juvenil, quizás, pero Muñoz no es además de los de ponerse de perfil. Tiene un punto kamikaze que rompe con el modelo habitual entre los cachorros de los grandes partidos, cheer leaders casi siempre de sus mayores. Hay un elemento fundamental para esa actitud: tiene donde caerse muerto. Un despacho la está esperando en una consultora internacional, en la que ahora está en excedencia, así que en cualquier momento puede tirar el escaño por la ventana y volver a su vida civil „esta sí, con corbata„ de auditorías y liquidaciones de empresas.

La otra cara de la moneda de un perfil como el de José Muñoz es que puede permitirse la discrepancia. Habrá que ver qué sucede si alguien plantea que la gestora eleve al comité federal una propuesta para abstenerse y facilitar un gobierno del PP. No descarten sorpresa valenciana. En vez de un socarrat, Muñoz podría convertirse en mecha de mascletà.

Claro que habrá que ver, puestos en esa hipótesis, cuánto pesan en la balanza las aspiraciones del hijo pródigo de Alfred Boix y Vicent Sarrià, llamado en el futuro a algo más que labores de fontanería.

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