En el histórico salón ´1930´ , el año en que fue inaugurado el imponente Hotel Nacional de La Habana, representantes de las 25 firmas valencianas participantes en la misión institucional y comercial a Cuba se encuentran con responsables de las empresas y la administración de la isla caribeña para sondear las posibilidades de inversión y venta de productos. Han asistido a la cita máximos dirigentes y ejecutivos de la Cámara de Comercio de Cuba, del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera y de los departamentos que se ocupan de la agricultura, el transporte y el turismo.

´Cuba sabrá reconocer el trabajo y la colaboración de quienes confiaron primero en nosotros´. Es la idea que sale de la voz de los altos delegados de la isla enviados a la cita con la misión que encabeza Ximo Puig antes de que él mismo y el presidente de la Cámara de Valencia, José Vicente Morata, pronuncien unas palabras de bienvenida al encuentro bilateral. Serán este último y el conseller de Economía, Rafael Climent, quienes realicen la presentación de la economía y la Comunitat Valenciana, respectivamente.

En el salón, atento, sigue las intervenciones el presidente de la Confederación Valenciana de Empresarios (CEV), Salvador Navarro, a quien todavía le dura el enfado por unas declaraciones de la líder del PP valenciano, Isabel Bonig, quien ha intentado desacreditar la misión institucional y empresarial a Cuba con argumentos ideológicos, de rechazo al régimen castrista, y ha recomendado que la próxima expedición debe ser a Corea del Norte, la reserva más dura del comunismo. Sus palabras han sido la comidilla, horas antes, de los asistentes en la noche del miércoles a la recepción oficial en la embajada española en La Habana con motivo del 12 de Octubre. Más de mil personas, entre ellas toda la delegación valenciana, han acudido a la fiesta, patrocinada por cuatro marcas comerciales y en la que no falta una paella gigante.

Tras los discursos, los delegados empresariales y nacionales se reparten entre las pequeñas mesas camilla blancas preparadas para los contactos individuales. Solo pararán media hora para consumir un brunch ligero, en busca de casar la oferta valenciana con la demanda cubana.

Uno de los empresarios con más experiencia en operaciones en Cuba es el industrial ilicitano Antonio Sanz, de QS Adhesivos, que tiene su fábrica en Redován y ha viajado a La Habana con su hija, Remedios Sanz, heredera ya de una parte del negocio familiar junto a sus hermanos Manuel, Antonio y Gabino. En 1966, la firma abrió relaciones con Cuba con el suministro de calzado ortopédico para niños y niñas. Como recuerda el presidente de la compañía, ´luego llegaron suelas para calzado, zapatos de trabajo, de tipo militar, artesanos... y llegamos a constituir con Químicas Sanz (el nombre de entonces de la empresa) una sociedad económica internacional de adhesivos, y llegamos a producir aquí´. Las dificultades económicas surgidas en la empresa mixta acabaron con ella y la firma se centró en enviar a Cuba productos acabados en Alicante.

En 1996 la firma de los Sanz amplió su gama y abordó los productos para la construcción. Hoy factura unos 12 millones de euros y exporta el 75 de su producción, de la que una parte significativa tiene Cuba como destino, un país en el que la construcción y la rehabilitación se abren paso y crecerán de forma sostenida. ´Nuestro objetivo en esta misión comercial es mantener y asegurar los pagos´ afirma Antonio Sanz, cuya empresa familiar hace frente con entereza a los 150 o 360 días que tarda en pagar el gobierno cubano. Sobre la apertura de la economía de la isla se muestra prudente: ´Las expectativas eran muy grandes, pero aún no se ha movido nada´.