¿Quién teme a la filosofía? ¿Qué pánico despierta en nuestros gobernantes, no sólo en Madrid sino también en el Palau de la Generalitat, para que en las cuatro reformas y contrarreformas educativas que se han lanzado tanto el PSOE como el PP en los últimos 25 años la madre de todos los saberes tenga un papel cada vez más marginal en el Bachillerato? La respuesta que ofrece el director del departamento de Filosofía de la Facultat de Filosofia i Ciències de la Educació de la Universitat de València (UV), el catedrático Vicente Sanfélix, es en sí un lamento: «La educación en España ha sido una guerra constante entre el PP y el PSOE, y en esa contienda los filósofos hemos tenido la mala suerte de que la Filosofía haya sido el frente de batalla al identificarla como una asignatura ideológicamente cargada».

«El PP -prosigue- siempre ha visto la Filosofía como la correa de transmisión de los valores del PSOE, mientras este último partido ya desde los tiempos de Julián Besteiro es eminentemente positivista y por tanto refractario a la filosofía, cuando no hostil, al anteponer por delante de la misma a todas las ciencias sean del tipo que sean».

«No hay que olvidar que el gran hachazo a la enseñanza de la Filosofía se lo dio la Logse socialista», la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (1990) del tercer gobierno de Felipe González, apunta Juan Armenteros, profesor de esta asignatura en el Instituto público de Educación Secundaria (IES) El Saler de Valencia que lleva 30 años impartiendo esta asignatura.

Sanfélix califica de «socrático» el maltrato al que se está sometiendo la filosofía en Bachillerato al recordar que Sócrates, el padre de la Filosofía, «fue perseguido por los tiranos pero condenado a muerte por los demócratas». «Los filósofos somos incómodos para los políticos», apunta Agustín Zaragozá, profesor de Filosofía del IES Sanchis Guarner de Silla.

Rampante «deinde philosophari»

Sanfélix, Armenteros y Zaragozá encabezan la revuelta de los filósofos valencianos contra este deinde philosophari rampante que, de momento, se ha plasmado en una carta al conseller de Educación, Vicent Marzà, que en apenas 10 días han suscrito más de 150 profesores de Filosofía de Secundaria de toda la Comunitat, así como de este grado que imparte la UV y de los grados de Humanidades de la Universidad de Alicante (UA) y de la Jaume I (UJI) de Castelló.

La misiva rechaza el despropósito de que en la reválida del Bachillerato de la Ley Orgánica de Mejora de la Educación (Lomce) del PP, que se estrenará el próximo junio, miles de estudiantes valencianos se examinarán de Filosofía tras un año entero sin estudiarla. Una crítica que hacen extensible también a la Conselleria del Educación del tándem Compromís-PSPV por no haber impedido dicho sinsentido convirtiendo la optativa de Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato en una troncal obligatoria, como sí han hecho la mayoría de autonomías contrarias a la ley Wert.

Este manifiesto en defensa de la Filosofía, aparte del profesorado de la materia, también ha suscitado la adhesión de más de 400 docentes de otras asignaturas e incluso el respaldo en bloque de todo el claustro de tres IES.

Sanfélix reivindica que la Filosofía vuelva a tener un papel protagonista en Secundaria con una cita del Fausto de Goethe: Lo que tus padres te dejaron en herencia, hazlo ganancia propia que puedas poseer. «La herencia de nuestros antepasados es la cultura, y educar es apropiarse de dicho legado, en el que la filosofía es una parte fundamental». «Tan importante es Homero como Platón, Shakespeare como Locke», subraya.

Valores instrumentales

Estos tres docentes defienden los «valores instrumentales» que aporta la filosofía al «aprender a aprender» que debe ser la educación. «Mejora la capacidad de lectura profunda, así como la capacidad de argumentación al trabajar cuestiones conceptualmente abstractas y complejas, lo que permite desmontar los argumentos falaces», dice Armenteros. Zaragozá añade que «aumenta la inteligencia individual y colectiva» y ayuda a luchar «contra los prejuicios con que los alumnos vienen cargados de casa». Sanfélix matiza que «no se trata de negar los prejuicios, sino de sacarlos a la luz y reflexionar sobre ellos, pues esa es la esencia de la filosofía». Y aquí, incide el catedrático, «es donde está el problema, que vivimos en una sociedad donde la reflexividad no está al alza, ni siquiera en los políticos». «Reflexión equivale a sentido crítico», recalca Zaragozá.

Hay quien sostiene que la Lomce, gestada en plena crisis económica, relega la filosofía porque no la ve útil para mejorar la empleabilidad de los jóvenes. «Eso es una falacia», replica Armenteros: «Las destrezas que enseña la filosofía son muy útiles, hasta para el emprendimiento que se quiere potenciar, pues razonar bien para la praxis es importantísmo». Y todo esto, concluye Sanfélix, sin olvidar lo que aporta «al desarrollo humano».