El día después del trascendental comité federal del PSOE, el que aprobó la abstención en la inminente nueva investidura de Mariano Rajoy, fue el día de las explicaciones del presidente de la Generalitat y líder de los socialistas valencianos. Ximo Puig compareció primero ante los medios de comunicación „aunque no estaba previsto„ para destapar los argumentos de su voto a favor de la abstención, que hasta ahora no había querido manifestar (optó incluso por no tomar la palabra en el comité federal). Después mantuvo un largo almuerzo con la cúpula del PSPV en el que insistió en la libertad que han tenido los miembros de la federación a la hora de tomar postura y defendió poner en valor esta pluralidad democrática como rasgo definitorio del PSPV ante Ferraz.

No todos los dirigentes lo entienden igual, ya que alguno expuso que la división „diez delegados valencianos votaron por la abstención y ocho en contra„ sitúa mal en Madrid al PSPV y otros indicaron que podría haberse acudido al comité con una posición unida tras un debate interno.

Todo eso en clave interna, mientras en Blanqueries no constan bajas de militantes, a pesar del revuelo en las redes sociales.

En cuanto al acuerdo de gobierno valenciano, Puig dijo ayer que va a plantear a Compromís, Podemos y también a Ciudadanos que todo aquello del Pacte del Botànic con «referencias nacionales» pueda ser trasladado al Congreso de los Diputados para «orientar claramente las políticas del Gobierno de España».

El líder del PSPV defendió asimismo ante los micrófonos la disciplina de voto y presupone que no habrá fuga de votos entre los diputados valencianos. «El PSPV ha jugado desde la diversidad y no se ha intentado presionar», dijo. Así, «lo razonable», tras el debate realizado, es que «hay que acatar las decisiones».

Y lo que vale para el PSPV, vale para los socialistas catalanes, añadió. No obstante, no fue tan taxativo ante la permanente de la ejecutiva, según las fuentes consultadas, y contempló fórmulas que eviten tensiones con el PSC y los disputados disidentes.

Puig admitió ayer la complejidad de la postura adoptada y que él mismo respaldó, pero se mostró convencido de que «los ciudadanos la entenderán a medio y largo plazo», porque lo que ha hecho el PSOE es «poner por delante el interés general». Reiteró que la posición del PSOE no ha cambiado: «Estoy en contra de la política de Mariano Rajoy. No hay acuerdo ni cambio de rumbo. No es un viraje histórico. Solo es una decisión instrumental».