Los padres de la escuela pública ya no pueden más con la sobrecarga de deberes de sus hijos y han convocado la primera huelga nacional contra el exceso de tareas escolares para casa, sobretodo en Infantil y Primaria. El paro impulsado por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) se desarrollará durante los cuatro fines de semana de noviembre y consiste en que las familias pidan a los profesores de sus hijos «sensibilidad» para que no les manden tareas durante esos días o que el volumen de las mismas se pueda abordar el viernes por la tarde. A la convocatoria se han sumado las 1.150 Ampa de la principal confederación autonómica de la Comunitat Valenciana, la Gonzalo Anaya.

Los padres tienen a su disposición en la web de la Ceapa un modelo de carta tanto para la dirección del colegio como para el maestro tutor del niño, en la que se justifica la petición de que no ordenen tareas al alumno en base a que durante los fines de semana de este mes tienen previsto realizar «actividades familiares que se verían afectadas gravemente si dichos deberes se mandaran». Unas actividades, prosigue la carta, pensadas para garantizar el derecho que asiste al escolar «al esparcimiento, al juego y a participar en las actividades artísticas y culturales reconocido en el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño».

Recuperar el tiempo familiar

Así, en la campaña En la escuela falta una asignatura: Mi tiempo libre, la Ceapa insta a los padres a recuperar el tiempo familiar y realizar actividades conjuntas con sus hijos como «visitar un museo, preparar una cena todos juntos, practicar deporte con los niños, escribir una tarjeta o visitar a los abuelos, ordenar la casa todos juntos, hablar de derechos y obligaciones, organizar un juego colectivo, navegar en internet con los padres, ver una película en familia, pasar un día en el campo, hacer una ruta en transporte público, preparar una receta de cocina o tomar una decisión familiar juntos...»

El segundo pilar de la solicitud a los docentes, se razona en las cartas, apela «al derecho constitucional que tenemos como padres/madres/tutores a tomar las decisiones que consideremos oportunas en el ámbito familiar, el cual tiene carácter privado y sobre el que tenemos una competencia plena, no pudiendo la escuela invadirlo sin nuestra autorización, según ha quedado expresado incluso en sentencias judiciales».

En este sentido, desde Ceapa se subraya que el Tribunal Constitucional ya puso límites a la presión institucional de los deberes al establecer que «el tiempo situado fuera del horario escolar pertenece a los padres y es indisponible para la escuela». Por tanto, para la confederación estatal de Ampa los deberes «son una ingerencia en la vida familiar que se produce por una errónea aplicación de una libertad de cátedra mal entendida».

No obstante, el presidente de la Gonzalo Anaya, Màrius Fullana, recalca que esta huelga de deberes «no busca el conflicto con los docentes, sino el diálogo con ellos en busca de un debate abierto de toda la comunidad educativa sobre el exceso de tareas para casa».

Los deberes, insiste Fullana, «generan desigualdades al penalizar injustamente a los niños cuyos padres no pueden ayudarles porque su horario de trabajo se lo impide, no tienen conocimientos o no pueden pagar un profesor particular».

La Ceapa tiene preparado un tercer modelo de carta por si el maestro, pese a la petición de las familias, insiste en mandar tareas para el fin de semana. En dicho escrito, a entregar el lunes en clase, los padres comunican que en virtud de los derechos citados en las dos cartas previas, «han priorizado las actividades familiares y que, por tanto, los deberes escolares no han podido ser atendidos en su totalidad o en parte por ser ello materialmente imposible».

Sin represalias para los niños

En este comunicado de no realización de deberes, además se pide que el docente no tome represalias contra el niño. «Le recuerdo que no es achacable a mi hijo/a la no realización de los deberes, motivo por lo que no podrá recibir comentario o actuación que cuestione su proceder ni que le suponga perjuicio alguno en su proceso educativo», reza la carta.

La Gonzalo Anaya no es partidaria de llegar a la insumisión total a los deberes, ya que recomienda a sus Ampa y a los padres que prioricen el diálogo con los profesores de sus hijos para que no ordenen trabajo para los fines de semana de noviembre, pero si éstos se niegan instan a respetar la autoridad del docente. «Si hay algún maestro o maestra que no atiende a razones, lo primero es que no se perjudique al niño», concluye Fullana.

La huelga de deberes de los padres ya ha levantado ampollas entre el profesorado. Por ejemplo, ayer el sindicato docente independiente ANPE emitió un comunicado de «rechazo» a esta iniciativa por considerar «que cuestiona la labor del profesorado, la libertad de cátedra y menoscaba los principios de autonomía pedagógica y organizativa de los centros educativos».

Criticas por cuestionar al docente

«Apelamos al sentido común y al diálogo familia-escuela, fundamental para resolver estas controversias por medio del tutor, del equipo directivo o desde los órganos de participación educativa como es el Consejo Escolar», concluye la nota de ANPE.

Sin embargo, para el presidente de la Associació de Directors d'Infantil y Primaria del País Valencià (ADIP-PV), Vicent Ripoll, la petición de las Ampa de que este noviembre no haya deberes los fines de semana «no es un imposible y, además, es muy razonable, pues no piden otra cosa que poder concertar la vida familiar con sus hijos».

El portavoz de los directores de los colegios públicos admite que los niños sufren una sobrecarga de deberes que en muchos casos «se n'ha eixit de mare». Por tanto, ve la huelga como una oportunidad «de poner la problemática sobre la mesa en un debate abierto a los padres aunque se trate de una decisión pedagógica y por tanto corresponda tomarla los maestros».

Entre 30 minutos y una hora al día

La propuesta de la ADIP-PV sobre los deberes para casa es que no haya en Educación Infantil (3 a 5 años) y en Primaria vayan aumentando conforme la edad: unos 30 minutos al día en el primer ciclo (6 y 7 años), tres cuartos de hora en el segundo (8 y 9 años) y una hora diaria en el tercero y último (10 y 11 años), que corresponde a 5º y 6º.

Todo esto acompañado de un tiempo de lectura diaria no académica. «Con los más pequeños, interactiva entre padres e hijos buscando la motivación a la lectura, y con los más mayores animándoles a que lean o repasen», dice Ripoll.