El esqueleto de una ballena, que midió 18 metros de largo y pesó 27 toneladas en vida, está guardado en decenas de cajas con más de 300 huesos restaurados en un almacén de la Facultad de Bellas Artes desde hace más de una década. Este legado natural lleva almacenado al menos once años, desde que en junio de 2005 finalizó la fase final de la restauración de las piezas óseas en el taller del artista fallero Vicente Luna. Aunque está lista para ser montada y podría ser disfrutada por los valencianos, esta ballena está varada en la Universitat Politècnica de València. Ni los valencianos ni los alumnos y docentes del centro universitario pueden disfrutar de este hermoso ejemplar de rorcual.

El animal fue hallado muerto en 1998 en la playa de El Perellonet. El equipo del entonces rector de la UPV, Justo Nieto, decidió llevar a cabo la recuperación y restauración del esqueleto para instalarlo en la biblioteca de la Facultad de Bellas Artes.

Tal como recogía Levante-EMV en su edición de la Marina Alta del día 12 de noviembre de 2003, tras cinco años de trabajos intensos, las cerca de 300 piezas del armazón óseo fueron trasladadas desde Pego a Valencia en dos camiones, en cajas perfectamente embaladas. La mayor parte de la restauración y puesta en valor de los huesos fue efectuada entre 1998 y 2003 por el paleontólogo Ximo Sendra, vecino de Pego, que la realizó en su propio taller como reflejaba este diario ese día.

Este notable investigador llevó a cabo la limpieza y descarnado de la ballena por encargo del profesor Eduardo Peris, de la Universitat Politècnica. Una vez acabada esta fase, tras su traslado al Campus de Vera, los 175 huesos y casi 120 epífisis fueron transportados al referido taller fallero por el profesor Jaume Chornet de la Facultad de Bellas Artes para terminar la última parte de la restauración e instalar el gran esqueleto en la biblioteca de la citada facultad.

Sin embargo, hacia finales de 2005, los directivos de la universidad pública descartaron el proyecto. «Se había pensado en realizar un montaje escultórico a partir del esqueleto de la ballena que sería suspendido en el techo de la biblioteca general de Bellas Artes, pero debido al gran peso del conjunto se decidió no llevarlo a cabo por cuestiones de seguridad, ya que se temía que el forjado no resistiría y podría ser un peligro para los alumnos y profesores», señaló hace unos días un portavoz de la UPV a este periódico.

El endoesqueleto no iba a ser expuesto con fines didácticos como en los museos de ciencias naturales «sino que iba a ser reconocible pero dentro de un montaje escultórico -explicó la misma fuente-, supervisado por los departamentos de escultura y restauración de Bellas Artes», reiteró este portavoz. No en vano, toda la osamenta pesaba más de una tonelada y media. Un ejemplo: sólo el cráneo pesa 150 kilos y requirió hasta seis personas para moverlo y cargarlo al camión que lo trajo a Valencia.

Durante varios años, los huesos perfectamente embalados en cajas, identificados y listos para ser montados, permanecieron guardados en un almacén. Hace relativamente poco, en 2008, se volvió a retomar este proyecto en parte. Se propuso montar el esqueleto en el hall de la misma facultad, para que los estudiantes y todos los valencianos lo pudieran disfrutar.

Sin embargo, nuevamente fue descartada esta opción «por falta de recursos económicos», pues «fueron los años en los que se inició la crisis y la universidad sufrió graves recortes, de modo que desde entonces sólo se destinan fondos a la labor propia de la formación universitaria».

«Lamentablemente», concluyeesta fuente, «ni a corto ni a largo plazo se va a retomar este proyecto» que hubiera podido dotar de un elemento único al patrimonio natural de la Comunitat Valenciana dado que no existe un armazón igual en el territorio autonómico. Sólo existía el precedente del esqueleto que resultó destruido a principios del siglo XX en un incendio que afectó a la Universitat de València.