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Entrevista

Alegría Just: "Mi padre está enterrado en Francia porque solo quería volver si había República"

Critica al PSOE por tomar «decisiones de viejos» y pide a los actuales dirigentes que dejen paso a los jóvenes

Alegría Just: "Mi padre está enterrado en Francia porque solo quería volver si había República"

Julio Just Gimeno nació en Alboraia en 1894 y fue ministro de Obras Públicas de septiembre de 1936 a mayo de 1937, en los albores de la II República. Con el estallido de la Guerra Civil intentó quedarse en Valencia, donde vivía con su familia, pero el acecho del bando nacional, que le acusaba de instigar la violación de monjas y la quema de iglesias, le llevó a exiliarse. Su destino fue Francia. Formó parte del Gobierno en el exilio y ayudó a muchos refugiados españoles con cuestiones burocráticas. Su hija, Alegría, pasa unos días en una casa de campo en la localidad de Miramar (La Safor), donde acude varias veces cada año.

Lleva una pulsera en la mano con la bandera republicana.

Siempre llevo mi bandera.

Eso significa que sigue interesada en los asuntos que afectan a España, ¿qué le parece la situación política que está viviendo el país?

Es un desespero, una cosa histórica, como dice el PSOE. Estoy muy indignada con este partido. Son todos viejos y tienen que dejar el sitio a los jóvenes, que tienen algo que hacer y decir, y mucho que hacer por su porvenir.

¿Se refiere a Felipe González?

Ese hombre pensaba que ya ni existía.Por ejemplo, Susana Díaz, que parece que ha abanderado la actual situación del partido, es de una generación más joven.

Lo que quiero decir es que han tomado decisiones de viejos. Resguardarse, resguardarse, resguardarse. Mi padre nunca fue así, él fue un luchador siempre, hasta el último momento antes de morirse.

Aunque se instauró la democracia en España con Franco muerto, ¿su padre nunca deseó regresar al país?

¿Cuándo ha habido democracia en España? Mi padre falleció en 1976 y sabía que había muchos pactos que no eran los que él deseaba. Él quería que se celebrara un referéndum. Había una Constitución y se tenía que cumplir, nadie la abolió, fue un golpe de Estado lo que ocurrió en España. Esa Constitución había sido aprobada en el 1931 y a partir de ahí, nada.

¿Y nunca quiso volver?

Cuando estaba a punto de fallecer le propuse que si quería venir a Valencia a morir y me respondió que no iba a volver a España si no podía luchar y prefirió morir en el exilio. Mi padre decía que ser republicano era una manera de vivir y una forma de ser, para él era un deber vivir como un republicano. Dijo que no volvería a España mientras no hubiera república y por eso sigue enterrado en Francia.

Usted sí que ha querido conocer España.

Yo sí, porque soy una traidora. Tenía a mi familia, mis primos, mi juventud y cuando me casé me hice francesa para poder venir. No vine a vivir, sino a ver a mi familia y en ciertos momentos que me parecían importantes. Ahora vengo varias veces al año pero vivo en Francia.

¿Cómo recuerda el momento en que salieron de España?

Mi padre no sabía cómo nos íbamos a ir de Valencia. Intentamos ir a Barcelona, pero mi padre no quería dejar Valencia hasta el último momento. Salimos el 31 de marzo de 1939, cuando las tropas de Franco entraban en Gandia. Nos fuimos en una barca de remo desde el puerto de Gandia y nos recogió un barco inglés porque el cónsul inglés fue el que arregló esta salida (el puerto entonces era de una empresa de Gandia). Estando en el buque inglés, Francia le dijo a mi padre que le iban a recibir como huésped de honor. Recuerdo que al principio queríamos tomar el avión en Alicante para salir de España pero a la entrada de Gandia había unos republicanos en un camión y reconocieron a mi padre. Le avisaron de que no se fuera por Alicante por la matanza que hubo allí. Como mi madre había nacido en Bellreguard sugirió que nos fuéramos desde Gandia, fue entonces cuando subimos en un coche del cónsul que nos llevó al puerto.

¿Su padre estaba amenazado de muerte?

Claro, porque decían que había violado monjas, quemado curas e iglesias, etc.

¿Que les recibieran con honores les facilitó su llegada y estancia en Francia?

No. Llegamos a Port-Vendres y no teníamos ni un céntimo. Estuvimos en un hotel en esa ciudad, en la que está enterrado mi padre, durante tres meses. Después fuimos de un sitio a otro. Llegamos a París y salimos de allí en el 40. El siguiente paso fue hacia el sur, hasta Narbon y allí detuvieron a mi padre. Estuvo en el peor campo de concentración de Francia, el de Vernet, dos años. Lo quisieron juzgar por asesino. Franco pidió su extradición, la suya y la de Lluís Companys. A Companys le fusilaron pero él no salió de Francia. Un abogado francés le defendió y le mandaron al campo de concentración. Desde allí, tras dos años, le pusieron en arresto domiciliario y se tenía que presentar dos veces por semana ante la gendarmería. Luego vivimos en una casa de campo en el Lot. Recuerdo que había un piso de lozas con unos agujeros enormes, donde pasaba el aire. No teníamos ni luz ni agua pero mi padre nos obligaba todos los días, aunque hiciera frío, a ir a la fuente a por agua para ducharnos. Era pobre en dinero pero nunca perdió la decencia.

Todo esto le habrá marcado mucho en su vida.

Sí, me ha dado el sentido del deber y del honor. Mi padre no soportaba que dijéramos que teníamos hambre, sino que teníamos ganas de comer, tampoco sed, teníamos ganas de beber. Tuve una experiencia de disciplina y rigor que me ha marcado mucho.

¿Ha sido usted una mujer luchadora?

Mi padre nos decía que no nos iba a dejar nada más que el honor y eso es lo que ha hecho.

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