Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

80 aniversario

"Valencia cumplirá con su deber"

El traslado de la capital de la República a Valencia hace 80 años se comparó con Cádiz 1812 y Burdeos 1914

Pancarta en el balcón del Ayuntamiento de Valencia.

Es sólo la portada, la primera página de El Mercantil Valenciano de hace ochenta años. Pero sirve para trazar la anatomía de aquel instante en que Valencia pasó a ser capital de la Segunda República española puesta en jaque. El titular, a ocho columnas y porque no había más, informa de la inesperada noticia: «El Gobierno se ha instalado en Valencia para organizar desde aquí la victoria definitiva».

Antes de desgranar los hechos de aquel histórico 7 de noviembre de 1936, la pluma del editorialista se pone solemne para dotar de trascendencia histórica el momento. «Valencia, como Cádiz en la Guerra de la Independencia y como Burdeos en la conflagración del año 14, será el baluarte inexpugnable que permitirá al Gobierno del Frente Antifascista descomponer los planes del enemigo».

Tenía razón en el paralelismo. Desde Cádiz se derrotó a la invasión francesa. Y desde Burdeos, con el enemigo alemán a 14 kilómetros de París en la Primera Guerra Mundial, se protegió a Francia. Pero desde Valencia no pudieron salvaguardar la República asediada por tropas franquistas con el apoyo de la aviación italiana y alemana. Entonces nadie lo sabía.

Informa el periódico de la llegada de madrugada a Valencia del presidente del Gobierno Largo Caballero. Iba acompañado de su hijo y de su secretario particular. A las ocho de la mañana de aquel día 7 fueron llegando a Valencia el resto de los ministros y «rápidamente se realizó la instalación de los respectivos ministerios» en distintos palacios y edificios del cap i casal.

La presidencia de la República quedó instalada en la actual sede de las Corts, el Palau dels Borja. Allí mismo, desde las seis de la tarde y hasta las nueve menos cinco, se celebró el primer Consejo de Ministros. Al término de aquel cónclave para la Historia, la nota entregada por el ministro de la Propaganda, Carlos Esplá, lamentaba la amargura del Ejecutivo republicano por tener que separarse de la «heroica» población madrileña y subrayaba su deseo de «dirigir la voluntad de la España obrera y republicana».

En la práctica, aquel primer Consejo de Ministros fue un Consejo de Guerra dedicado en exclusiva a la contienda militar y a la estrategia que a partir del traslado a Valencia iba a seguirse.

Calor popular a los ministros

Refiere aquella portada las «grandes muestras de adhesión y entusiasmo» que la población dio a los miembros del Gobierno republicano a su llegada a la ciudad. Pero conviene no olvidar el lema escrito debajo de la cabecera de aquel Mercantil: «Diario controlado por la delegación de Propaganda y Prensa del Comité Ejecutivo Popular».

En aquella primera página, que anunciaba para ese mismo día un homenaje de Valencia a «la gran nación rusa» por el aniversario de la toma del Palacio de Invierno, se hacía mención a la trascendencia del momento. «Valencia siente sobre sí la inmensa responsabilidad que abruma, de antemano, sus horas futuras. Y Valencia cumplirá con su deber». Fueron once meses de capitalidad republicana. Aquel deber hoy no es más que recuerdo, historia y melancolía periodística en otra página del Mercantil.Hoy es, como aqu

A Valencia le ha correspondido el honor de recibir de manos del pueblo de Madrid el arma más preciosa para el triunfo: el Gobierno de la nación. Valencia, estamos seguro, sabrá corresponder a tal confianza devolviendo centuplicado el valor espiritual que representa prenda tan cara.

Compartir el artículo

stats