Era cuestión de tiempo que las diferencias entre la dirección de país del PSPV y la provincial quedaran en el escaparate, a la vista de todos. Sucedió ayer. Un breve documento manuscrito es la evidencia de una grieta que viene de lejos y que se ha acrecentado con el desalojo de Pedro Sánchez de Ferraz.
Para los no iniciados: el líder del PSPV Ximo Puig y la estructura autonómica han colaborado en la operación salida del último secretario general del PSOE; la cúpula provincial, con José Luis Ábalos a la cabeza, ha estado y continúa estando al lado de Sánchez, ahora aspirante a recuperar el trono de Ferraz.
El documento en cuestión es una resolución para solicitar la convocatoria de un congreso federal «de forma inmediata» y, de forma previa, el proceso de primarias para la elección de secretario general con el fin de dotar al PSOE de «una dirección estable».
En esos pocos renglones quedó el texto de dos folios con el que la dirección provincial se presentó la tarde del lunes ante su ejecutiva y que ni siquiera se llegó a leer al completo por la discusión que se suscitó con una parte importante, la más próxima a Puig, con el director general de Administración Local de la Generalitat, Antoni Such, al frente. Este, presidente de la ejecutiva provincial, ejerce de contrapeso de facto de Ábalos.
Finalmente, la resolución, eliminados los párrafos considerados en defensa de Sánchez y dejada en su esqueleto, se aprobó sin votación. Según las fuentes consultadas, gran parte de los más de treinta asistentes „con mayoría de Ábalos„ que podrían haber votado en contra se habían ido ya para evitar el trance.
Hasta aquí, la bronca interna. Más o menos normal en un partido en tiempos convulsos. La disputa pasó a ser externa en la mañana de ayer, cuando la dirección provincial hizo público el comunicado sobre la resolución.
Este comienza traduciendo la solicitud de convocatoria de congreso federal por un «se insta a la gestora». Añade después unos entrecomillados «intolerables», en opinión del sector afín a la dirección de país, porque no figuran en el texto pactado, sino que recuperan en algunos casos fragmentos eliminados de la propuesta inicial. Habla así el comunicado de terminar «con la situación de interinidad y escasa legitimidad que supone estar dirigidos por una gestora sin capacidad estatutaria» y de que la resolución «considera inaplazable la convocatoria del congreso ordinario para cerrar una etapa de provisionalidad».
«Una manipulación», concluían las fuentes citadas, mientras que la dirección provincial alegaba que simplemente había «contextualizado» para la prensa la escueta resolución.
Para la comprensión total del episodio hay que tener en cuenta que la postura de la ejecutiva provincial se hacía pública pocas horas después de que Puig incidiera, esta vez con toda claridad, en que la convocatoria de un congreso federal del PSOE no es «lo más importante» en estos momentos: «Ahora se exige reflexión y después acción», decía antes del desayuno informativo de Mónica Oltra en Madrid. Así, con más o menos carga de tintas, la posición del jefe del Consell y la de la ejecutiva del PSPV de Valencia chocaban entre ellas. Con toda claridad.
