Un brasero bajo los faldones de la mesa. Una manta eléctrica. Un radiador viejo. Un sistema eléctrico en mal estado. Una vela temeraria. Una estufa antigua. La sobrecarga de las conducciones eléctricas. Sobrecalentamientos y cortocircuitos en edificios antiguos. «No puede ser que todos los años se cometan los mismos errores, pero es así», dice resignado el jefe de Prevención de los bomberos del consorcio provincial, Jorge Sánchez.

Cuenta que la mayoría de incendios domésticos de invierno se producen por un fallo eléctrico o por la mala combustión de estufas o calderas. Y precisa: «Lo que mata a las personas en los incendios domésticos no son las llamas, sino los humos y gases tóxicos de la combustión: el monóxido de carbono, que provoca abulia y paraliza, y el cianuro de hidrógeno, que envenena los órganos vitales. Aunque en algunos incendios domésticos las víctimas aparezcan carbonizadas, han muerto antes».

El jefe de Prevención de los bomberos insta a «vigilar las fuentes de ignición y cerciorarse de que están apagadas antes de marcharse a dormir. No se deberían encender velas en casa. Y es necesario incrementar la cultura preventiva ante los incendios en casa», recalca.

Consejos prácticos

La asociación de consumidores Facua da consejos concretos para prevenir incendios en casa en invierno. No dejar velas encendidas ni expuestas a corrientes de aire. No secar la ropa sobre estufas ni braseros y alejar de estas fuentes de calor mantas y cualquier objeto que se queme fácilmente: ropa camilla, cortinas, cama. Utilizar pantallas de protección en las chimeneas para evitar que salten chispas. Limpiar la chimenea periódicamente, revisarla antes de encenderla cada temporada para verificar que el tiro no está obstruido. Emplear soportes adecuados para velas u objetos similares. O disponer de un extintor pequeño en la vivienda o un detector de humos.