Los más de 17.000 alumnos valencianos de segundo de Bachillerato que aspiran a ir a la Universidad pública están a punto de consumir el primer tercio del curso -para ellos las clases acaban la última semana de mayo- y aún no saben cómo serán los exámenes de la reválida de la Ley Orgánica de Mejora de la Educación (Lomce) que deberán afrontar antes del 10 de junio para poder cumplir su sueño. Si quieren entrar en la universidad pública deberán sacar mínimo un cuatro en dicho examen final reconvertido en una nueva selectividad llena de incógnitas.

Desde el Ministerio de Educación aseguran que la reválida se definirá en la Conferencia Intersectorial del próximo lunes 28 de noviembre y la orden ministerial que la debe desarrollar se publicará antes del día 30. A la cita en Madrid el conseller de Educación, Vicent Marzà, reclamará que se retorne a las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) que liquidadas por la Lomce.

Lo poco que se sabe sobre la reválida, gracias la filtración el pasado 27 de octubre de un borrador de orden ministerial y al Real Decreto de evaluaciones finales publicado el 30 de julio, asusta a los claustros de los institutos públicos. La Associació de Directors de Instituts d´Educació Secundària del País Valencià (Adies-PV), según explica su portavoz, Josep Lluís Peris, insta al Gobierno que se mantengan las PAU «hasta que no se alcance el prometido pacto de Estado por la Educación». «En una cosa tan importante como es el acceso a la universidad es un despropósito que a estas alturas de curso los alumnos no sepan los contenidos de la reválida ni tampoco los criterios de evaluación», lamenta.

Si el ministerio no rectifica el real decreto todos los alumnos deberán examinarse Filosofía, una asignatura que con la Lomce sólo se estudia en primero. Adies-PV reclama, al igual que la conselleria, que en la reválida de este curso no se incluya dicha materia.

Además, el borrador ministerial incluye una prueba oral, que representa hasta el 40 % de la nota, en los exámenes de idiomas. Todos los estudiantes deben examinarse obligatoriamente de la primera lengua extranjera que cursan, que es el inglés en una mayoría abrumadora. Nunca se ha exigido en las PAU un examen oral. Por ello, los directores rechazan que se cambien «las reglas del juego» a estas alturas de curso. «Es precipitado introducir la práctica oral porque no se ha trabajado en este primer trimestre», advierte Peris.

De hecho, ante la falta de normativa, los docentes trabajan con los exámenes de las PAU, en la mayoría de los cuales el peso recae sobre el comentario de texto. El borrador del ministerio no hace mención alguna al comentario de texto y permite que sean de tipo test hasta el 50 % de las 15 preguntas que como máximo puede tener cada uno de los exámenes.

El real decreto si que fija que la reválida constará de 9 exámenes de 90 minutos, con un descanso mínimo entre ellos de 20 minutos frente a los 45 de las PAU. Además permite que las pruebas se repartan hasta en cinco días en las autonomías bilingües en lugar de los tres de la selectividad. El tiempo de cada ejercicio se mantiene en hora y media, pero las PAU incluían 5 pruebas obligatorias de la fase general más 4 voluntarias, aunque lo más habitual era hacer entre 7 y 8.

Los seis exámenes obligatorios para todos son: Filosofía, Historia de España, Castellano, Inglés, Valenciano y la troncal general obligatoria de cada modalidad (Matemáticas, Latín o Matemáticas Aplicadas).