En las últimas semanas el debate de los deberes vuelve a estar sobre la mesa pero es un tema que ya se planteó hace más de 100 años, en la Inglaterra de 1911. Así lo apuntaron ayer como anécdota, en la jornada «Els deures escolars a debat», que organizó la Conselleria de Educación. Las cuestiones en entredicho -tanto antes como ahora- son las mismas: la idoneidad de las tareas escolares que deben realizarse en casa, así como la cantidad adecuada.

El director general de Política Educativa, Jaume Fullana, apuntó ayer que la jornada surgió por la necesidad de tener un debate «con una fundamentación más técnica, científica y pedagógica», dejando de lado la «dimensión excesivamente política». También afirmó que el objetivo de reunir a expertos junto a la comunidad educativa era el de «dar respuesta al impacto que tienen los deberes». Además, Fullana se mostró más partidario de hablar de «tareas» que de «deberes», ya que los niños «no ´deben´ nada ni a los profesores ni a la escuela», apuntó.

El formador y profesor Enric Queralt fue uno de los ponentes durante la mañana de ayer en el auditorio del Conservatorio Superior de Valencia, lleno de público. Para él, los deberes pueden ser «una oportunidad o una pesadilla». El problema es que, según explicó, hoy en día «la mayoría de tareas no tienen sentido», no interesan a los niños, y son excesivas.

El hecho ya no es si poner los deberes o no, argumenta Queralt, sino que va más allá. «Uno de los problemas de los deberes es que no pensamos en quien está en casa con los niños», lamentó, y añadió: «muchos cuando llegan a casa no tienen a nadie, otros tienen una situación muy complicada... La paradoja es que el niño en cuya casa tienen muchas dificultades, en la escuela encima le ´machacan´ y le ponen un negativo». Esto lo considera «una falta de sensibilidad» que no debería darse en las escuelas. En la misma línea también se manifestó Fullana, quien aseguró que hay niños que no cuentan en sus hogares con material («como libros o enciclopedias») y que deben hacer los deberes «en la mesa de la cocina» porque no tienen escritorio, por ejemplo.

Asimismo, a la hora de disfrutar del tiempo libre que los menores tendrían sin tantas tareas, el experto incidió en que la Administración debería garantizar «unos mínimos» para que todas las familias pudieran acceder a actividades culturales. Si no, la opción de algunos alumnos solo será «el sofá de casa», avisó en declaraciones a Levante-EMV.

Queralt también destacó que «estamos muy lejos» de países con los que se suele comparar el sistema educativo español -como Finlandia-, porque «llevamos 35 años de retras0». «En España el 85 % de la población nacida antes de 1966 solo estudió de los seis a los nueve años; no podemos pretender ponernos a su nivel. La ESO no garantizó una silla para todos los alumnos españoles hasta 1995», por lo que concluye: «no es que estemos mal, acabamos de empezar».

Por otro lado, expusieron sus ideas expertos de las universidades valencianas. Bernardino Salinas, de la Universitat de Valencia (UV), apuntó que pese a haber estudios, estos no son unánimes. De su exposición, así como de la de José Gimeno, también de la UV, y Juan Luis Castejón de la Universidad de Alicante (UA), se concluyó que los deberes si son «breves y adecuados» pueden ser positivos. Señalaron que es importante «que los profesores» se coordinen a la hora de mandar tareas; y se «supriman las de los fines de semana y los exámenes los lunes». También apuntaron que si la cantidad es excesiva, baja el rendimiento, y que los deberes deben correjirse; y tienen que suponer «un reto», pero «no una dificultad». Directores, ampas y centros «ejemplares» como el el CRA Benavites-Quart Adrià Benet, el CEIP Azorín de Monòver y el IES Bovalar de Castelló, también tuvieron tiempo de expresarse.