La familia de Rita Barberá quiso agradecer ayer a los valencianos las innumerables muestras de afecto demostradas estos días hacia la ex alcaldesa y senadora, fallecida el pasado miércoles tras sufrir un infarto. Fue durante la segunda y multitudinaria misa funeral celebrada ayer en la Catedral y oficiada por el cardenalAntonio Cañizares, quien ensalzó la figura de «doña Rita», la que «siempre será nuestra alcaldesa».

Tras la homilía de Cañizares, en la que el prelado criticó la «condena injusta» a Barberá y el «banquillo de los medios» de comunicación, Coté Corbín Barberá, una de las sobrinas de la senadora, dirigió unas emocionadas palabras a los asistentes, entre los que destacaba en primera fila, el ex presidente del Ejecutivo, José María Aznar, su esposa y ex alcaldesa de Madrid, Ana Botella y varios ex ministros. «Mi tía, desde el cielo, está feliz de ver a su pueblo volcado con ella», dijo Coté Corbín, quien destacó la «impotencia» que ha sentido la familia por la «ruindad del ser humano», al tiempo que agradeció las muestras de afecto a la ex alcadesa por parte de los valencianos. «Vosotros sois parte de su familia», recalcó.

Al terminar la misa interrumpida en varias ocasiones por los aplausos de los asistentes, Aznar se acercó a dar las condolencias a la familia de la que fue alcaldesa de Valencia durante 24 años. Aznar, que siempre mantuvo buena relación con Barberá, no pudo asistir al funeral del pasado jueves por encontrarse fuera. Evitó así coincidir en Valencia con el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, que sí asistió al primer funeral de Rita Barberá. Las hermanas de la ex alcaldesa (Asunción, María José y Carmen) no reservaron sitio en ese funeral para Rajoy -habían pedido expresamente que no hubiera presencia política e institucional en la ceremonia, molestos por el trato que el partido dio a su hermana en estos últimos meses-. A diferencia de Aznar, Rajoy no pudo sentarse en primera fila. El ex jefe del Ejecutivo, que no ha escatimado críticas a la gestión de Rajoy, lamentó el día del fallecimiento de Barberá que «haya muerto habiendo sido excluida del partido al que dedicó su vida» y «antes de ver archivada la causa abierta contra ella». Y con ello «restablecido el buen nombre que para mí siempre tuvo», dijo.

En la misa de ayer en la Catedral la familia se colocó a un lado y los representantes políticos y de instituciones al otro. Junto con Aznar y Botella (vestida de blanco), se sentaron los ex ministros del PP Pío García Escudero, Jaime Mayor Oreja y José Manuel García Margallo. Detrás se situaron los ex presidentes Francisco Camps y Alberto Fabra, así como el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, y los ex concejales del PP de Valencia investigados en la Operación Taula. También estuvo Mª Carmen García Fuster, ex secretaria del PP de Valencia, que se sentó cerca de las hermanas de Rita Barberá, y Serafín Castellano, en un segundo plano, como la presidenta del PP, Isabel Bonig.

Entre los asistentes destacó la presencia de amigos íntimos de la ex alcaldesa y su familia como Miguela («Mimí») Carpi, Luis Alfonso de Borbón, Hortensia Herrero (vicepresidenta de Mercadona) y Pedro Agramunt, (sentado con Aznar en primera fila).