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«Con una discapacidad del 97% mi hermana ya ha sufrido dos recortes en la prestación»

La familia de Meriem Abdel-Lah esperó durante tres años una ayuda de 598,79 euros que se quedó en 150 euros menos tras los recortes de 2012

La quiere con toda el alma. Su pequeña, su niña. Ella se llama Salwua y es madre sin serlo. Es madre de su hermana Meriem, de 15 años, que sufrió parálisis cerebral con 7 meses. Es su hermana, pero también es su amiga, su compañera, su cuidadora, su enfermera. Su madre es la única que ingresa un sueldo (de 300 euros como limpiadora) en una casa donde conviven seis personas: su padre (con una pensión no contributiva de 367 euros), su madre, luchadora incansable, sus hermanos Dunia e Ismael, ambos en paro, y ella, que está realizando unos cursos de formación. Su padre no se separa de la pequeña. Su madre solo lo hace para ir a trabajar. Sus hermanos se reparten los cuidados. Todos colaboran, aquí no hay escaqueos posibles.

El día a día de la familia Abdel-Lah Seyah es «muy duro». Por los cuidados que precisa Meriem. Porque no llegan a fin de mes. Meriem recibe la ayuda a la dependencia desde 2011 (fue valorada en 2008), y recibe la máxima prestación que permite la ley (ahora 442, 59 euros) ya que tiene una discapacidad reconocida del 97%, una cuantía insuficiente para cubrir todos los cuidados que precisa la pequeña. De terapias alternativas, de refuerzos, de fisioterapeutas que le hagan los ejercicios con la precisión de un profesional, de cuidados específicos y complementarios... ni hablamos. Los ojos de Salwa se empañan. «Lamento no poder ofrecerle la calidad de vida que se merece; me da rabia no tener un buen sueldo con el que pagarle todo lo que necesita; siento impotencia porque mi niña no se merece esto», explica. Y es que ni tan siquiera cuentan con un aparato específico para la ducha que no obligue a la familia a montar y desmontar el asiento de la silla de ruedas cada vez que la bañan. Viven con lo mínimo. La cuidan lo mejor que pueden con unos recursos que no cubren sus necesidades.

Desde noviembre de 2012 cobra 442,59 euros, pero no siempre fue así. Un año antes, cuando empezó a ingresar la prestación que llevaba tres años esperando, recibía 520,69 euros. La asignación de 598,79 euros solo figura en un papel de 2008 porque la cantidad que recibió en 2011 fue de 520,69 euros. A partir de ese momento sufrió dos recortes más, los dos frutos del decreto del gobierno de Mariano Rajoy que redujo las prestaciones de la dependencia. En agosto de 2012, la nómina se redujo a 508,97 euros. En noviembre de ese mismo año, la cuantía bajó hasta los 442,59 euros que cobra en la actualidad. El decreto de Rajoy supuso un recorte del 15% para todos los dependientes. También para Meriem, a pesar de que en ese tiempo su grado de discapacidad aumentó hasta el 97%.

Y es que Meriem no solo sufre parálisis cerebral. Su historial clínico parece no tener fin. Retraso mental profundo por encefalopatía de etiología congénita, ceguera, una enfermedad del aparato digestivo, escoliosis... La pequeña ya ha superado 9 operaciones. Tiene la espalda llena de tornillos. Ahora, además, siempre debe llevar una bombona de oxígeno al lado.

«En siete años mi hermana ya ha sufrido dos recortes en la prestación. Y me da mucha rabia porque ella no se lo merece. Porque debería vivir como una reina. Esta ayuda debería ser intocable. Cobra el máximo... y aún así no nos llega. Tenemos que pagar hasta los empapadores en la farmacia. No se puede valer por sí misma y haré lo que haga falta para que tenga una vida digna», concluye.

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