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Maternidad

Ser madre más allá de los 40

La cifra de valencianas que dieron a luz con 45 o más años se ha quintuplicado de 2000 a 2014 - Los expertos advierten de que, pese a los avances en fertilidad, la edad sigue siendo un factor primordial en el proceso

Ser madre más allá de los 40

«Yo no quería niños. Yo quería una vida de gastar, de comprar ropa, de irme a restaurantes? Pero mi madre me advirtió: "¡Te arrepentirás!". A los 40 me replanteé el futuro a largo plazo y pensé que, efectivamente, con 50 años, me habría aburrido de todo eso. Tras terminar varios proyectos, con 40 años, decidí quedarme embarazada. Me costó seis años y nueve intentos entre inseminaciones y fecundaciones in vitro». María cuenta su historia convencida de que tomó la decisión acertada. Ahora es una orgullosa mamá de 49 años con dos pequeños, uno de tres años y otro de apenas unos meses.

Dice que si volviera atrás, no cambiaría nada de su decisión, ni siquiera modificaría los tiempos. «Eso sí, me hubiera gustado quedarme cuando lo decidí, a los 40 años y no seis años después, pero no me veo ni demasiado mayor para ser madre, ni cansada».

Su caso -trufado de problemas médicos que complicaron el proceso- no es muy diferente del que viven todos los días miles de mujeres en la Comunitat Valenciana y en España. La sociedad está cambiando, la incorporación de la mujer al mercado laboral, la dificultad de los jóvenes para acceder a la vivienda o conseguir una estabilidad económica son factores ya conocidos de una nueva realidad: somos madres más tarde y la fecha se retrasa cada año que pasa.

El Instituto Nacional de Estadística da la pauta. La mayoría de niños en 2015 nacieron de madres que habían cumplido los 34 años aunque en las estadísticas siguen creciendo las cifras de las últimas columnas: las de las «mamás añosas».

Si en el año 2000, en la Comunitat Valenciana nacieron 45 niños de madres de 45 o más años, en 2014 la cifra se había disparado a 219 nacimientos, casi cinco veces más. El dato más llamativo lo ponen las cifras de madres primerizas: la mitad de las valencianas que dieron a luz en 2014 con 45 o más años lo hacían de su primer hijo.

El avance de los tratamientos de fertilidad lo está haciendo posible: mujeres más cerca de la cincuentena que de los 40 años estrenándose en la maternidad a una edad en la que, en otra época, estarían teniendo su tercer o cuarto hijo de forma natural. En las clínicas que el Instituto Valenciano de la Infertilidad (IVI) tiene en la Comunitat Valenciana, el 42 % de tratamientos se hacen por edad avanzada de la madre, con más de 40 años. El grupo de pacientes de 45 o más años que se sometieron a un tratamiento de fertilidad (independientemente de si era o no un primer embarazo) creció un 1 % en los últimos cinco años y representa el 8 % de los 31.240 ciclos de tratamiento que el IVI realizó en 2015.

El límite para dejar en manos de la ciencia la llamada a la cigüeña está en el medio siglo. Aunque no lo recoja explícitamente la Ley de Reproducción Asistida de 2006, sí existe un consenso científico que marca los 50 años como la frontera que no se debe traspasar y, desde luego, nunca «después de los 55 años», según el artículo 56 del Código Deontológico Médico de 2011.

Este límite ha sido violado en España en más de una ocasión. Casos como el de la doctora gallega Lina Álvarez, de 62 años, que acaba de tener a su tercera hija con edad de ser abuela, ponen sobre la mesa el debate de si el avance de la ciencia empujará esa línea roja más allá de los 50. El caso de Álvarez tiene todavía un precedente más llamativo: Carmen Bousada tuvo gemelos con 67 años. Murió de cáncer antes de que sus hijos cumplieran los tres años.

A más edad, más complicaciones

Los especialistas, sin embargo, no creen que sea aconsejable abandonar el pacto tácito de los 50 años. «Es cierto que con el tiempo la gente vivirá más y a los 50 se seguirá siendo joven, pero hay que tener en mente tanto las bajas posibilidades de embarazo como las complicaciones. Un embarazo supone un estrés brutal para el organismo y aparecen complicaciones peligrosas como la hipertensión. Vivimos más pero lógicamente eso no significa que estemos preparados para todo».

La opinión es de Antonio Pellicer, ginecólogo valenciano, fundador y copresidente del IVI, la primera institución española especializada íntegramente en reproducción humana asistida. En las clínicas valencianas del gigante internacional también se ha notado la tendencia a retrasar la maternidad pero, según Pellicer son «residuales» las mujeres a las que se les tiene que decir que no por edad.

Para el experto la clave está en la educación sanitaria. «Hay que concienciar a las parejas de que a partir de los 38 años los óvulos empiezan a perder mucha calidad y la fecundación in vitro no resuelve todos los problemas. Nosotros hay cosas que no podemos solucionar y, trasladando ese mensaje, conseguiremos que las parejas vengan antes y que no nos encontremos con mujeres de casi 50 años años» reclamando un tratamiento «con pocas posibilidades de embarazo y muchos problemas en la gestación». «La gente está empezando a darse cuenta de que hay un problema y la edad es muy importante», añade Pellicer.

El tabú de la donación de óvulos

El tabú que todavía permanece es hablar de la procedencia de los óvulos utilizados para el proceso de reproducción asistida. Si la mujer no ha pasado por un proceso de vitrificación de sus propios óvulos, en la mayoría de los casos, los embarazos que se consiguen en las clínicas con mujeres de más de 45 años (o incluso de menor edad) son «casi siempre» gracias a óvulos donados, puntualiza Pellicer.

De hecho, el 68 % de las fecundaciones in vitro que se hicieron en 2014 en toda España con donación de óvulos se practicaron en pacientes mayores de 40 años.

La exposición de mujeres famosas que han optado por ser madres tarde y que no hablan sobre el origen de los óvulos tampoco ayuda en este debate. «Es un problema», reconoce el doctor Pellicer. «Tuve una paciente europea muy famosa que tuvo que recurrir a la donación aunque no era excesivamente mayor. Su embarazo, muy mediático, me reportó muchas más pacientes que, sin embargo, no sabían que todo había sido posible gracias a una donación de óvulos», rememora el ginecólogo del IVI que entiende que esta realidad también terminará normalizándose. «La sociedad nos lleva ahí. Hoy ha cambiado todo y una pregunta como esa, que todavía pesa mucho en otros países como Italia, donde ahora trabajo mucho, aquí cada vez pesa menos», asegura.

María no tuvo que recurrir a óvulos de una donante porque, con 40 años, aún tuvo la posibilidad de contar con una buena reserva ovárica. No se arrepiente de haber esperado a tener a sus hijos y tampoco se ve demasiado «mayor ni cansada» con 49 años para afrontar la crianza de dos pequeños. El futuro es diferente.

«Lo piensas. Cuando el mayor tenga 20 años, yo ya tendré 65 y a esas edades puedes tener enfermedades importantes. Vamos a ser mayores pronto y no, no es el mismo pensamiento de futuro, sobre todo por la salud», reconoce María, que advierte del esfuerzo «psicológico y económico» necesario para afrontar el rosario de tratamientos de fertilidad por los que ella pasó. Eso sí, tiene claro que, para ella, «todo ha valido la pena».

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