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Entrevista

Pedro Agramunt: "Los políticos nos hemos convertido en protagonistas de un ´reality show´"

El PP ha cometido «algún error» con Rita, admite, pero responsabiliza de lo sucedido a la «izquierda radical»

Pedro Agramunt: "Los políticos nos hemos convertido en protagonistas de un ´reality show´"

­Llega a la entrevista en un hotel de Valencia con un homenaje premeditado a Rita Barberá: corbata y calcetines de color ´rojo alcaldesa´. Bailó con ella en una avenida de Valencia bastante antes que la política entrara en sus vidas. Compartieron partido, tuvieron sus roces cuando llevaban la voz cantante en una formación que aún no gobernaba y el azar de la política los acercó más al final, cuando ella apareció como principiante en el Senado, el hogar de él desde 1993, cuando quedó a un lado en la dirección del PP valenciano por la ascensión de un joven Eduardo Zaplana. Pedro Agramunt lleva desde 2015 una intensa agenda diplomática como presidente de la Asamblea del Consejo de Europa. Con ese bagaje y mientras prepara maletas para ir a ver al nuevo secretario general de la ONU, António Guterres, asegura que no ha visto «cacería» tal como la de la exalcaldesa de Valencia.

¿Cuándo conoció a Barberá?

Hay una anécdota buena. Yo tendría unos 18 años y ella algo más de veinte. Estábamos toda la banda en la cafetería Aquarium, nos íbamos de viaje y recuerdo a los dos, ella y yo, bailando en la acera y riendo.

Eso fue antes de la Confederación Empresarial (CEV).

Sí. Ella se había ocupado de temas de prensa, pero cuando yo llegué a la presidencia ya no estaba.

Luego viene la convivencia en el partido, durante el tránsito de Alianza Popular a PP, que no siempre fue tranquila.

Eso ya es después. Manuel Fraga me propuso entrar en el partido en 1989. Rita era la portavoz en las Corts. Fui elegido presidente provincial y luego regional, y candidato en las generales por Valencia en 1989. Luego, efectivamente, hubo un momento de tensión que duró algún tiempo, cuando fui designado candidato a las Corts en 1991 y ella, al ayuntamiento.

¿Qué pasó?

Ella quería seguir en la Generalitat, pero al final aceptó y fue un gran triunfo para ella. Luego, en los últimos años, hemos tenido mucha convivencia.

Le ha hecho de cicerone en esta última etapa en Madrid.

Lo hubiera hecho cualquiera. Yo era veterano y amigo, lo lógico es que me ocupara de esas cosas. Cuando pasó al grupo mixto mantuvimos la misma actitud que antes. En el Senado estaba acompañada por todos. Comía con nosotros, en la mesa de los valencianos.

¿No es una actitud hipócrita del partido por apartarla pero sin que nada cambiara?

Es que nosotros éramos senadores del partido, no la dirección orgánica del PP. Si el partido tomó sus decisiones seguramente es porque lo tuvo que hacer. No estuve en eso. Ella, no obstante, mantuvo siempre, hasta el último segundo, una magnífica relación personal con el presidente y la secretaria general (Rajoy y De Cospedal).

¿Morir fuera del PP ha sido lo peor para ella?

Ella, en todo caso, estaría suspendida de militancia, no fuera del PP. Si hay que hablar de esto, por mi cargo en la Asamblea del Consejo de Europa, viajo con frecuencia y no he visto una cacería así: ha durado varios años, desde antes de perder las elecciones, con el Ritaleaks, organizado por un partido, sabiendo que no iba a ninguna parte. El famoso ´calumnia que algo queda´. El Ritaleaks fue archivado, la otra historia de la memoria histórica también y esto iba a ser archivado.Hay partidos de la izquierda radical en Valencia (Compromís, IU, Podemos) que mienten sabiendo que lo hacen. Si me preguntan cuál sería el mejor homenaje además de una plaza, una avenida o un puente, diría que de alguna forma se supiera que el juez del caso, Conde Pumpido, iba a archivar la causa.

Los mil euros serían parte de la supuesta financiación ilegal del PP, no solo mil euros.

Todos los candidatos ponen dinero para las campañas, no es extraño ni ilegal.

¿Y la devolución en billetes de 500?

Eso no tiene ningún recorrido. Pienso en los nueve concejales del ayuntamiento. Puede haber alguno implicado en otras cosas, pero en términos generales no tengo ninguna duda. Jamás el partido te ha devuelto una peseta nunca.

Habla del trato de la izquierda, pero ¿el PP ha sido justo con ella?

No podemos confundir. Se han conculcado los derechos humanos más elementales en una democracia de máximo nivel como es España. No es que no estuviera condenada, es que ni siquiera estaba inmersa en una causa judicial, había una investigación preliminar, en la que ella declaró voluntariamente, no como investigada.

Hay una apertura de procedimiento.

Sí, pero en todos los medios de comunicación ha salido que estaba investigada. El juez, solo si hubiera visto motivos para ello, hubiera pedido el suplicatorio al Senado, que se lo hubiera concedido. Entonces sí, pero no había llegado ese momento procesal. No solo está la presunción de inocencia, también el acoso mediático: tener siete cámaras en la puerta de tu casa no lo puedo entender.

¿Intenta decir que el PP cedió a esa presion mediática?

Lo que quiero decir es que esto lo inicia la izquierda radical. Si hay que buscar responsables, somos todos, pero los que más son los que juegan a ese tema, la señora Oltra, Ribó, Podemos... los populismos, que dicen mentiras conscientemente. Luego, por lo que sea, últimamente en España los políticos nos hemos convertido en protagonistas de un reality show, de un espectáculo. Luego, sí, en el partido se ha cometido algún error, pero es falso responsabilizar al partido de esto. El PP estaba en medio de una investidura de gobierno y eso tiene sus razones que hay que calibrar y yo creo que ella estaba de acuerdo.

¿Recuerda las declaraciones de Javier Maroto [dijo que Barberá incumplía los requisitos de dignidad y ejemplaridad por no renunciar a su escaño]?

Sí que las recuerdo. Me refiero a eso cuando digo que hay errores, pero déjeme ahí. Lo gordo es lo otro. También la lentitud de la justicia.

¿Hay que modificar las líneas rojas contra la corrupción que marcó Bonig?

Las marcó Alberto Fabra.

Y Bonig no las ha tocado.

Sí. No sé si hay que modificarlas o no, siempre he pensado que estaban mal puestas.

¿Por qué?

Porque parece que le hemos enseñado el camino a toda esta oposición. Esto ha convertido la política, especialmente en el caso de los del PP, en una profesión de alto riesgo, desde el punto de vista penal y también de la vida, como hemos visto. Hay una serie de gente capaz de hacer lo que sea para derribarnos. Esa es la base del caso. Luego, el circo a nivel nacional que se ha montado: buscar la mentira por el espectáculo. Si al final existen presiones para formar un gobierno, se comete algún error, sobre todo de expresión. Nuestra línea roja, como en todos los partidos, estaba en la apertura de juicio oral. ¿Por qué al PP se le exige mucho más?

¿No sucede porque el PP estaba asediado por la corrupción y desacreditado y hubo que tomar alguna medida especial para mostrar que combate la corrupción?

Pero esa decisión de Alberto Fabra, que él defiende como correcta, deja desamparado a todo el mundo. Cualquiera presenta una denuncia, siempre un juez investiga. Y ya estás fuera.

Y si no hace nada, el PP queda como que es flojo contra la corrupción, ¿no?

No. Si hace una lista de los políticos implicados en casos que luego han sido archivados o absueltos es impagable. Sí hay casos, pero se ha creado la sensación global de que todo el mundo es corrupto. Ahora Podemos dice que tenemos pensión vitalicia, cuando es mentira. Yo quiero una España con políticos más serios.

¿Cree que Bonig tendrá batalla en el próximo congreso regional?

No tengo ni idea. Yo me ocupo de lo mío...

¿Le pasará factura lo sucedido con Rita Barberá?

No creo. El partido es muy disciplinado. Tenemos que ir todos juntos y hacer las cosas bien. Precisamente lo que dijo el cardenal Cañizares en el funeral. No hay que sacar las cosas de quicio. Espero que todos hayamos aprendido la lección y que en el futuro seamos más prudentes todos.

En lo personal, ¿cuándo fue la última vez que vio a Rita Barberá?

El lunes? Me sabe mal hablar de esto, no me gusta. Era habitual que llegáramos el día antes del pleno del Senado para acudir a las reuniones de la mañana. Solíamos encontrarnos los lunes en el hotel. Nos hace un precio muy bueno, yo llevo más de diez años. Me dijo que estaba descansando porque estaba muy cansada y quedamos para comer al día siguiente. Ya no apareció.

El exministro Margallo ha dicho que estaba deprimida.

Cualquiera estaría mal en una situación así, pero hemos tenido comidas y cenas muy divertidas en este tiempo en el Senado.

¿Incluso después de la salida del partido?

Sí, sí (muestra una foto en el teléfono móvil de una cena con Barberá sonriente, aunque envejecida; es del 18 de octubre pasado, después de dejar el PP). No parecemos deprimidos, ¿no? No creo que lo estuviera, sí enfadada, sobre todo con algunos que ya hemos dicho.

La familia ha dicho que lo que más le dolió fue la recusación en las Corts con apoyo del PP...

Eso no lo entiendo. En el ayuntamiento el PP votó en contra. No sé qué sucedió. En política a veces las circunstancias mandan.

¿Si le proponen algún cargo en el PP de Valencia aceptaría?

¡Anda ya! Uno hace lo que le piden cuando está en un partido, nunca se dice que no, pero no tengo interés ni ganas. Ya tengo 65 años, me queda más de uno en la presidencia de la Asamblea del Consejo de Europa y luego dos más con algunas funciones especiales.

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