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Entrevista

Rubén Trenzano: "¡Basta ya de hacer de la lengua un problema! No queremos imponer"

«Los valencianohablantes nos hemos acostumbrado demasiado a las agresiones verbales y eso nos preocupa», asevera el director general de Política Lingüística

Rubén Trenzano: "¡Basta ya de hacer de la lengua un problema! No queremos imponer"

Estamos hablando en la lengua con la que los Borja dominaron el mundo desde Roma y con la que Martorell logró una de las cimas literarias de la Edad Media. Pero también usamos una lengua que hoy no sabe hablar el 49 % de los valencianos, que no la sabe leer el 47 % o que no la entiende el 28 %. ¿Con qué parte se queda?

Me quedo con la situación actual, por supuesto.

Sin nostalgias?

Para nada. Porque desde el tiempo de los Borja hasta ahora han desaparecido centenares de lenguas en todo el mundo. Y el hecho de que el valenciano aún esté vivo nos obliga a agradecérselo a todas las generaciones que lo han transmitido de padres a hijos. Es cierto que la última encuesta da datos preocupantes. Tomamos nota de estos datos para diseñar las futuras políticas de planificación lingüística a nivel social orientadas a incrementar el conocimiento y los usos desde todos los ámbitos: educativo, social o medios de comunicación.

¿Estos bajos datos de conocimiento permiten ser maximalista y aplicar terapias de choque u obligan a ir poco a poco?

Son compatibles las dos cosas.

El motor principal para incrementar competencias lingüísticas es la escuela. También necesitamos ya una RTVV. Pero también depende de otras partes de la Administración para que incida en toda la acción del Gobierno.

¿Cómo influirá el próximo decreto de usos del valenciano en la Administración?

La Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià fue aprobada hace 33 años. Su despliegue ha sido escaso por lo que respecta a la enseñanza, y nulo por lo que atañe al uso. ¡No hay ninguna norma que desarrolle la Llei d'Ús más allá de la Junta Qualificadora de Coneixements del Valencià (JQCV)! Ahí se enmarca el decreto de usos institucionales y administrativos del valenciano. ¿Qué hará? Ahora nos encontramos con una situación de desequilibrio, y con este decreto se reequilibrarán los usos entre una lengua y otra. Tenemos una lengua propia y eso nos hace diferentes al resto de comunidades. Por eso la hemos de destacar por encima de la otra lengua: para reequilibrar la situación que encontramos en la calle.

Hablaba de RTVV. ¿Cada día que pasa sin reabrirla se hace daño al valenciano?

Sí, i tant! Los tres años de cierre han hecho daño. Yo lo veo en mi casa: tengo un hija de diez años y un hijo de tres y he podido ver en el pequeño que sus referentes y sus héroes hablan siempre en castellano. Cada día que pasa sin RTVV es una batalla perdida. Queremos acompañar al Consell Rector de la nueva corporación para acompañarlos y asesorarlos en todo aquello que crean conveniente.

Si ya está la AVL, y la propia RTVV tendrá responsables lingüísticos, ¿por qué el Consell quiere marcar los criterios lingüísticos de la nueva televisión?

Está mal interpretado. La Direcció General de Política Lingüística tiene entre sus competencias velar por la aplicación del valenciano en los medios públicos de comunicación. Es una obligación nuestra estar pendientes de qué se hace. Tendremos una comisión para asesorar, pero en ningún caso vamos a dotar esos servicios ni a decirles qué modelo de lengua han de utilizar. Les entregaremos un informe con recomendaciones y sugerencias sobre cómo podrían hacerlo. Además, también queremos una RTVV educativa que enseñe en lenguas. Que sea imprescindible para la educación de nuestros niños. A la Acadèmia no le toca velar por los usos administrativos, más allá de la normativa.

Van a crear la Oficina de Drets Lingüístics para proteger a los valencianohablantes. El borrador hace alusión a la «hostilidad» y las «discriminaciones graves» que sufren en algunos casos. ¿Qué muestras de este tipo preocupan?

Nos preocupan todas. Por ejemplo, que una persona no pueda acabar un procedimiento porque su interlocutor no le entiende. Nos preocupan muchísimo los casos de agresiones. No ya físicas, sino verbales. Los valencianohablantes nos hemos acostumbrado demasiado a las agresiones verbales e incluso utilizamos mecanismos para reconducir la situación cuando se intuye que va a traspasarse una línea roja. Vivimos en una sociedad en la que cualquier persona debería dirigirse en valenciano a cualquier institución pública o privada y que no pasara absolutamente nada.

La Justicia es un agujero negro.

La Justicia es el gran agujero negro. Los informes del Consejo de Europa instan a modificar la ley del Consejo General del Poder Judicial. Porque hay un artículo, el 231, que prioriza una lengua respecto a las otras que también son oficiales en las comunidades autónomas. Eso impide que tengan una presencia equilibrada en el mundo de la Justicia. Ahí está todo por hacer.

La política lingüística en Educación ha dejado descontentos a izquierda y a derecha. Unos por no quitar la exención en las zonas castellanas y por dejarlo todo en manos de la voluntad de ir ampliando la presencia del valenciano en las aulas. Los otros por no querer que se vincule más inglés a más valenciano. ¿Ese descontento general es sinónimo de éxito o de fracaso?

Es sinónimo de éxito, porque si tenemos a un extremo que no acaba de sentirse cómodo y a otro extremo que tampoco se siente cómodo quiere decir que es lo más centrado y equilibrado posible y que tendrá garantías de pervivencia en el tiempo, de que no se revierta más adelante. Hemos implicado a todos los actores del mundo educativo para elaborar este decreto de plurilingüismo. Y es realmente centrado.

Llama la atención que señale a Escola Valenciana como «un extremo».

¡No, es usted el que ha hablado de extremos! Yo no puedo decir quién está en un extremo o en otro. Escola Valenciana es un socio que ha ayudado durante muchos años a hacer una escuela normal y normalizada. También lo está haciendo ahora. Para nada del mundo simboliza ningún extremo. Para mí no hay extremos. En esta tramitación, algunos han querido ir más allá y otros han preferido quedarse más atrás. Pero no quiero hablar de extremos.

¿Preocupan los bajos índices de aprobados en las pruebas del Mitjà o el Superior de la Junta Qualificadora? El último Mitjà solo lo aprobaron 5.800 de los más de 22.000 presentados.

La JQCV es un ente acreditador; no forma. Solo hace un examen. Sí que podríamos plantearnos si los fundamentos formativos son los más óptimos. Estamos preocupados por el bajo índice de aprobados, razón por la que hemos hecho un nuevo decreto que regule la Junta Qualificadora. Pondrá en valor los elementos de la comunicación más que los propios del test. Los nuevos exámenes de la Junta nacerán impregnados de la metodología del marco común europeo de referencia para las lenguas. A partir de ahí cambiará la formación en los centros formativos.

¿Se ve diferente la partida desde fuera que desde dentro?

Cuando estás dentro has de actuar con sentido de la responsabilidad. Sabes que cualquier decisión que tomas afecta al conjunto de la sociedad: a los que votan y a los que no. Cualquier decisión que tomamos hemos de adoptarla desde la idea de llegar al mayor equilibrio posible, de que perdure. Luego está el ritmo de la Administración, que es muy lento. Eso desde fuera no se ve.

¿Qué retos tienen este año?

Desplegar y desplegar la Llei d'Ús. Hemos publicado el decreto de plurilingüismo, el decreto de usos, estamos desarrollando la Oficina de Drets Lingüístics, hemos sacado la resolución de los criterios lingüísticos de la Administración de la Generalitat. Pronto haremos una campaña importante para incrementar el uso social del valenciano en la que han participado psicólogos, sociólogos, lingüistas, expertos en marketing, etc.

El interior valenciano y parte del sur son ajenos al valenciano. ¿Cree que eso es reversible?

¡Claro que es reversible! Creo que a los castellanohablantes nadie les ha dicho que el valenciano es también su lengua. Ellos son valencianos y han perdido mucho por el hecho de que el anterior Consell les haya impedido hacer suya la llengua. Nosotros tenemos la obligación y la responsabilidad de motivar a los habitantes de comarcas castellanohablantes a que hagan suyo el valenciano. Pero de una manera amable, no imponiendo. Esta Administración no tiene ninguna voluntad de imponerle a nadie una lengua u otra.

Porque es inútil, ¿no?

Sí, y porque genera crispación y tensión. Queremos que en las comarcas castellanohablantes tengan conocimiento de las dos lenguas. El Estatut dice que el valenciano es oficial en todo el territorio, sin decir que en unas zonas más y en otras menos. Queremos que en las comarcas de habla castellana vean el valenciano como una oportunidad, no como una amenaza. Es cierto que hay algunos partidos políticos muy interesados en que esto no ocurra porque sacan rendimiento de la crispación. Ahora bien: creo que la sociedad valenciana está muy cansada de eso y ya no soporta que detrás de la lengua haya elementos negativos y problemas. ¡Basta ya: no podemos hacer de la lengua un problema! La lengua ha de ser riqueza.

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