La Conselleria de Educación cuestiona el exceso de repetidores en la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) valenciana, un 35 % del total del alumnado de 15 años, porcentaje que multiplica por tres la media de la UE (11 %) y está cuatro puntos por encima del promedio español (31 %). Tanto el conseller Vicent Marzà, como el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, pusieron ayer el foco sobre este dato del Informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que por primera vez en 15 años ha evaluado el sistema educativo de la Comunitat.

«Dos de cada tres (66 %) de los alumnos valencianos que han repetido curso evaluados en PISA 2015 superan los conocimientos básicos en las tres competencias analizadas (Matemáticas, Lectura y Ciencias), por lo que deberían estar en el curso que les toca por edad», explica Soler. Esto, para el secretario autonómico, muestra que «hace falta abrir un debate sobre la repetición de curso, pues es evidente que como criterio general no sirve, pues con estos resultados deberíamos tener una tasa de repetidores similar al 11 % de la UE».

Marzà coincide en el diagnóstico: «debemos abordar el tema de la repetición, y lo tenemos que hacer con medidas de compensación de desigualdades como la escolarización temprana a los 2 años en Infantil y con programas de refuerzo», entre los que citó el PMAR de segundo y tercero de ESO, o el PR4 de cuarto puesto en marcha este curso. «Las medidas de refuerzo y apoyo son más efectivas que repetir el curso, pues casi ningún alumno mejora volviendo a hacer lo mismo», añade Soler.

Marzà defiende al profesorado

La muestra ampliada del informe PISA 2015 en la Comunitat, que en 2015 evaluó a 2.038 alumnos de 53 centros docentes, según el conseller Marzà «ofrecen unos resultados que se corresponden al 100 % con el nivel socieconómico y cultural de los alumnos». Por tanto, prosigue, «las políticas del anterior Consell sólo servían para reproducir las desigualdades sociales». «Tenemos que dar gracias al profesorado de que no estemos todavía peor en PISA», concluye.

Durante década y media hasta cuatro consellers de Educación del PP -Manuel Tarancón, Esteban González Pons, Alejandro Font de Mora y José Ciscar„ rechazaron que la enseñanza valenciana entrara en PISA con el argumento de la contención del gasto y con que contaban con suficientes informes, entre ellos la controvertida Evaluación Diagnóstica que realizaban y corregían los propios centros examinados, ahora eliminada por el tándem Compromís-PSPV.

No fue hasta 2015 cuando la entonces consellera Mª José Català decidió afrontar el coste de la muestra ampliada de PISA, entre 120.000 y 140.000 euros. En esta evaluación entraron en las pruebas detalladas las dos últimas autonomías que se resistían, la Comunitat y Castilla-La Mancha.

Marzà considera que PISA, más que una prueba educativa es «un indicador social», por lo que para que la educación «deje de reproducir desigualdades», defiende las medidas transformadoras introducidas por el Consell del Botànic. «Hemos bajado la ratio de alumnos por aula, que es lo más relevante para permitir una atención más individualizada, el adelanto de la escolarización a los 2 años, las becas de comedor que las hemos aumentado en 10.000 en un año y 54.000 niños reciben el 100 % del coste del menú, el banco de libros de XarxaLlibres y los 50 millones de euros para los programas de refuerzo en ESO (PMAR y PR4), así como duplicar la inversión en formación del profesorado».