Desechar la pirámide de alimentos que rige en la mayoría de los menús de los colegios y se difunde en los centros de salud. Cuidar la microbiota intestinal, gestionar el estrés desmedido y forjar bienestar emocional desde la infancia. Todas éstas son las claves que defiende el nutricionista valenciano Jesús Sanchis para acabar con un sistema actual donde, según apunta, aumenta tanto la obesidad infantil como todo tipo de enfermedades relacionadas con un estilo de vida y unos hábitos alimenticios alejados de la esencia del ser humano.

El valenciano que pasó de abandonar sus estudios de secundaria a lograr un Premio Nacional al obtener el mejor expediente académico de España en Dietética y Nutrición humana propone romper este modelo en el libro que ha escrito junto a Xavi Cañellas, «Niños sanos, adultos sanos».

Según explica a Levante-EMV el docente e investigador en el Departamento de Pediatría de la Universidad de Valencia, «las pautas actuales no son las apropiadas. En una sociedad como la nuestra, no podemos seguir promoviendo unas recomendaciones científicamente desfasadas. Es hora de romper la pirámide de los alimentos y de erradicar los cereales de la base de nuestra alimentación, la obesidad infantil no cesa»

Sanchis recuerda que entre 1980 y 2013, el número de niños y adolescentes con obesidad ha aumentado un 50% y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), catorce tipos de cáncer se asocian a un acúmulo excesivo de grasa en el organismo, tanto en niños como en adultos. «Debemos asumir que las recomendaciones actuales han fracasado», insistía.

A su juicio, «el hecho de que las frutas y las verduras no sean la base de cualquier guía alimentaria en una sociedad desarrollada como la nuestra es un insulto al conocimiento científico, a la evolución y al sentido común. El discurso de la sobreaportación de fibra es falaz; así como creer que los lácteos son insustituibles para una óptima salud de nuestros huesos, igual que la relación huevos-colesterol o el consumo de grasas y obesidad. Se trata de mitos que la industria alimentaria ha sabido gestionar siempre a su favor con la complacencia de quienes deben velar, por encima de todo, por una población cada vez más obesa y enferma», comenta Jesús Sanchis.

Poner sentido común a la compra

En su propuesta, la reprogramación de la salud pasa por una alimentación donde se eviten los alimentos procesados, así como el azúcar y sus sucedáneos artificiales. «Si, por gusto, que no por ser insustituibles, se decide comer yogur o queso, que sea natural. Los alimentos con, o sin, o los light, los 0%, llevan varios años en el mercado y la situación no mejora; al contrario, al menos eso dicen las estadísticas. Pongamos sentido común a nuestra lista de la compra y busquemos lo más fresco, de la zona y de temporada posible, y si es ecológico todavía mejor», apunta.

Recuperar la salud, según indica, pasa también por el cuidado de los microorganismos que pueblan los intestinos y que están íntimamente relacionados con lo que ocurre en nuestro cerebro.

«Enfermamos por el consumo de alimentos procesados que no aportan los nutrientes necesarios y que además están enriquecidos con sustancias dañinas para nuestra microbiota intestinal como edulcorantes o emulsionantes; todo esto termina alterando nuestra salud intestinal: malas digestiones, exceso de permeabilidad intestinal, gases molestos, estreñimiento o diarrea son trastornos muy habituales, que no normales, en nuestra sociedad. Y para los que, a modo de freno o de parche, que no de cura, se nos administran fármacos; con lo cual cronificamos las molestias y aseguramos el avance de la industria», afirma el nutricionista, que también cuestiona la ingesta desmesurada de antibióticos y de protectores estomacales.

Para los autores de la obra «Niños sanos, adultos sanos» ha llegado el momento de cambiar y de forjar bebés sanos desde el momento de la gestación. «Los hábitos de alimentación saludable de la madre son clave para forjar una microbiota intestinal sana, así como conocer la importancia de gestionar correctamente el estrés y las emociones son claves para poder con ello mantener el eje intestino-cerebro de forma que se consolide la salud materno infantil. No es tarea fácil en una sociedad como la nuestra, en la que todo nos invita a correr de un lado para otro, a comer lo primero que tengamos a mano y que suele ser tan palatable como poco saludable. Pero tenemos que responsabilizarnos, tanto por nosotros como por nuestros hijos».

Otra de las claves de mejora radica en la gestión del estrés. «Si logramos un modelo de vida con una alimentación saludable y con una buena gestión de nuestro tiempo para poder trabajar, sí, pero también realizar actividad física al aire libre, dedicar tiempo a nuestros seres queridos, imprescindible cuando se trata de nuestros hijos, para descansar las horas y con la calidad de sueño necesarias, avanzaremos en todos los sentidos hacía la salud verdadera», concluye.