Mari Carmen no se cansa de decir que no es una enferma de cáncer, pese a que su aspecto parece decir todo lo contrario. El pelo se le ha caído y ha perdido muchos kilos en estos últimos años. Todo lo atribuye al enorme estrés y a la ansiedad que este proceso le ha generado. Apenas sale de su casa en Muchavista y vive con una ansiedad permanente. «Continuamente es como si me faltara el aire», asegura a este diario. p. alberola valencia