La jueza del accidente del metro, Nieves Molina, rechaza citar a declarar a seis testigos que declararon en la comisión de investigación de las Corts que contradicen la versión oficial, según un auto facilitado ayer por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV). En el mismo auto también se niega a que el técnico del Invassat y el inspector de riesgos laborales que realizaron sendos informes los amplíen, porque considera reiterativas las peticiones de más información que realiza la Fiscalía de Valencia.

Tanto el Ministerio Público como los abogados de las víctimas solicitaron en mayo la comparecencia en el juzgado de seis testigos y trabajadores de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) que comparecieron en la comisión del accidente del metro de las Corts, celebrada entre enero y junio de 2016, y que dieron detalles no analizados en la causa judicial que se investiga del accidente del metro en el Juzgado de Instrucción 21 de Valencia. La jueza, sin embargo, no considera relevantes los detalles que puedan aportar los nuevos testigos.

En el auto desgrana uno a uno las razones por las cuales se niega a oir las versiones de los seis testigos en sede judicial. Sobre Arturo Rocher, jefe de seguridad en FGV en el momento del accidente, quien reveló en las Corts una conversación entre dos de los imputados (la gerente y el director adjunto de explotación) sobre que «el tema del libro de averías ya está solucionado», la jueza considera que «nada van a aportar a la causa sobre la existencia o no de fallos técnicos y medidas de seguridad». La magistrada considera irrelevante que el libro de averías nunca haya sido encontrado e, incluso, aventura una explicación a cómo desapareció. «El libro salió despedido y se impregnó del agua ensangrentada que quedó sobre las vías y que en algunos puntos llegaba hasta las rodillas, según declaró el jefe del operativo policial».

Así, según la jueza, «entre la opción de la desaparición intencionada o que pudo salir despedido, hay que inclinarse por la segunda opción», a parte de minimizar la importancia del citado libro porque «todas las averías se comunicaban al puesto de mando».

La caída de los cristales

También resulta curiosa la argumentación utilizada por la jueza para negarse a citar a declarar al maquinista y exsecretario general del Sindicato Independiente Ferroviario (SIF), Jorge Álvarez. «Sus declaraciones en las Corts son las mismas que efectuó en un programa de televisión que fue el que condicionó a la Fiscalía para interesar la reapertura del presente procedimiento». Nieves Molina considera «obviedades» las declaraciones de Álvarez sobre que «el accidente era evitable», que el desprendimiento de los cristales facilitó que los pasajeros salieran despedidos y defiende que «no hay datos objetivos» sobre la caída de los cristales de los trenes en marcha, a pesar de las imágenes publicadas por Levante-EMV y las declaraciones de varios maquinistas más en las Corts. La jueza del metro también considera «parcial» el testimonio del maquinista Jorge Álvarez lo que «restaría credibilidad a sus manifestaciones» por una información errónea que se publicó sobre un fallo en los frenos del tren y porque tuvo acceso a toda la información del siniestro como secretario general del SIF.

También rechaza citar al delegado de prevención de riesgos laborales del Sindicato Ferroviario-Intersindical Valenciana (SF-IV), Pedro Díaz, porque ya han declarado los técnicos del Invassat y el Inspector de Trabajo y «no es interesante lo que diga el señor Díaz Caballero».

Por último, también rechaza la comparecencia de dos técnicos de talleres, Juan José Valencia Valencia, y Sebastián Portolés que admitieron deficiencias en la instalación de las ventanas, porque otros técnicos ya declararon en el juzgado para negar que hubiera ninguna deficiencia. El mismo argumento para rechazar que se cite al maquinista Francisco Viva Úbeda.