Una ordenanza municipal tiene un peso relativo frente a normas superiores. Pero por algo se empieza. Y eso es lo que ha hecho el Ayuntamiento de Albaida para proteger una tradición catalogada como Bien de Interés Cultural: su toque manual de campanas.
A lo largo del año, los campaners de Albaida ejecutan más de 3.200 toques, vuelos y repiques de forma manual, una actividad que en algunos momentos ha suscitado la protesta de los vecinos que viven más cerca del campanario. Por eso, para contrarrestar posibles denuncias individuales por la actividad acústica del campanario (algo que el Síndic de Greuges ha recabado en ocasiones puntuales), el Ayuntamiento de Albaida ha optado por una medida inusual: incluir en su ordenanza de protección contra la contaminación acústica un anexo específico que regula cuándo y de qué manera pueden doblar las campanas. Día a día, toque a toque: con una exhaustividad puntillista. Todos esos toques quedan protegidos por el paraguas de la ordenanza.
