10.15 de la mañana. Susana Díaz y su comitiva llega a las inmediaciones del Palau de la Generalitat. Ximo Puig la espera en la puerta. Tras saludar a unos viandantes que se encuentran en plena calle y compartir unas palabras con ellos, ambos presidentes se funden en un cordial saludo y entran en el número 2 de la calle Cavallers. Díaz visitó ayer -por segundo año consecutivo- tierras valencianas para conmemorar el Día de Andalucía y lo hizo en plena campaña por las primarias socialistas.

Ambos presidentes autonómicos mantuvieron una reunión de 30 minutos de duración y en todo momento se mostraron cordiales. Exhibieron una gran sintonía. En plena lucha por el liderazgo del PSOE cualquier gesto cuenta. Preguntada por si había decidido dar el paso hacia adelante, Susana Díaz volvió a mostrarse remisa a desvelar sus cartas y apuntó que «entiendo las preguntas sobre este tema, pero ya lo he dicho con claridad estos días. Por respeto a mi tierra y a sus ciudadanos, no me voy a distraer en estas cosas. Es cierto que el PSOE está en pleno debate. No tengan dudas de que hablaré, evidentemente que me pronunciaré, pero cuando toque. Sería muy egoísta y feo que hablara hoy -ayer para el lector- de mí».

Y su compañero de palestra se movió en términos similares al ser preguntado por su apuesta para las primarias y por el posible papel de la líder andaluza: «Yo creo que este tema va a dar mucho de sí en las próximas jornadas, por lo que ahora lo importante es hablar de dos territorios -la Comunitat Valenciana y Andalucía- que buscan lo mejor para sus ciudadanos y tienen muchas cosas en común. El Congreso del PSOE aún no ha sido convocado. Cuando se convoque será el momento de actuar. No tengan ninguna duda de que lo haré. Cómo dijo Antonio Gramsci: 'la vida es tomar partido'».

Las incógnitas no se despejaron tras la cumbre bilateral, aunque nadie puede decir que la reunión no diera sus frutos. De hecho, ambos portavoces autonómicos vertebraron un discurso común basado en tres ejes claves: la exigencia al Gobierno de un pacto de un Estado contra la violencia machista, la necesidad de desarrollar un sistema de financiación autonómico más justo y la consecución del Corredor Mediterráneo como un proyecto logístico clave para la economía de las dos autonomías y del resto del territorio nacional.

La solución a la lacra social de la violencia machista fue el primero de los temas valorados por Puig y Díaz. Ambos demandaron al gobierno una pronta solución para esta lacra social. El presidente de la Generalitat comentó que «juntos derrotamos al terrorismo de ETA y juntos derrotaremos al terrorismo machista». El cronograma diseñado por el PSOE habla de un máximo de cuatro meses para articular un acuerdo global que ayude a parar el asesinato de mujeres por parte de sus parejas en España.

Las víctimas ya superan la quincena en los primeros dos meses de este año -han muerto más de 900 mujeres desde el ejercicio 2003- y los líderes socialistas solicitan que la sub-comisión del Congreso que estudia este tema presente cuanto antes sus conclusiones. El objetivo pasa por convocar después un encuentro de la Conferencia de Presidentes que aborde la situación de la violencia machista y «aporte soluciones claras». También defienden que a la cita se invite a representantes de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Díaz explicó que «todos debemos trabajar de forma conjunta. El Pacto de Estado debería llegar en un máximo de cuatro meses».

Ocho puntos económicos

El desarrollo de un modelo de financiación más justo fue el segundo de los hilos conductores de su discurso. Puig explicó que «el Gobierno debería hacer caso a los expertos autonómicos, hablamos de un proyecto en el que tienen que estar presentes todas las voces y que no se ha de gestar de forma unilateral», mientras Díaz avisó de la necesidad de homogeneizar criterios para que no haya «Dumping fiscal» en España. Con el objetivo de desarrollar un mejor sistema de financiación, ambos presentaron un listado de ocho criterios económicos que «deberían ser la base del proyecto».

Así, hablaron de la protección del gasto social y del estado del bienestar, de la necesidad de proporcionar una financiación suficiente a los gobiernos autonómicos, de la construcción de un sistema que «equipare las diferencias entre autonomías» y de la puesta en marcha de un fondo de reserva para el gasto en sanidad, educación y servicios sociales. La aplicación efectiva del principio de lealtad institucional, la vertebración de un modelo sencillo, transparente y predecible, la mejora de la financiación de las entidades locales y la solución al déficit histórico también forman parte de la hoja de ruta.

Sobre el Corredor Mediterráneo, ambos presidentes defendieron que se trata de una infraestructura clave para la economía de ambas regiones -y de todo el territorio nacional-. Puig argumentó que «hablamos de uno de los proyectos más necesarios para el desarrollo económico de nuestro país. Se le debe dotar del presupuesto necesario y decidir que es una prioridad clave». La problemática de la estiba en los puertos también fue analizada: «El Gobierno debe acatar la ley, pero también hablar con los trabajadores y la patronal, parece que en dos años no han hecho nada».

Por último, Díaz fue preguntada por el fallecimiento de Pablo Ráez, el joven enfermo de leucemia que se convirtió en un símbolo por su lucha: «El martes la coordinadora de transplantes recibirá un premio. También será para él. Fue un ejemplo para todos».