Ximo Puig Ferrer (Morella, 1959) encara el ecuador de la legislatura. Y lo hace sin cerrar la herida que la Comunitat Valenciana tiene abierta por el trato que recibe desde Madrid tanto en el reparto de la financiación autonómica como de las inversiones del Estado, como se refleja en el proyecto de presupuestos para 2017. «Es la gota que ha colmado el vaso», subraya Ximo Puig, que propone un gran pacto político y social para revertir este escenario.

Otro presupuesto en Madrid. Continúa la discriminación para la Comunitat en el reparto de las inversiones del Estado. ¿Hay solución a esta situación?

Tiene que haberla. No puede ser un destino histórico que la Comunitat esté siempre marginada, discriminada y menospreciada. Los últimos cinco presupuestos han sido los peores de la historia: la aportación a la deuda histórica en infraestructuras que acumulan los gobiernos de Rajoy es de más dos mil millones. Es una situación que tiene que ser reversible.

A la C.Valenciana se le recorta un tercio de las inversiones.

En todo el periodo de gobiernos del PP con Rajoy, la inversión real nunca ha llegado al 5% del presupuesto total para toda España cuando nos correspondería el 11%. La Intervención General del Estado, en su último año auditado que es el 2015, dice que sólo se gestionó una tercera parte de las inversiones prometidas. Estamos mal en los presupuestos pero es que además tampoco se ejecutan.

¿Es posible negociar con el resto de grupos políticos para cambiar los presupuestos en Madrid?

Hemos dado cumplimiento al acuerdo de las Cortes para buscar el máximo consenso posible entre las fuerzas políticas para dar respuesta a esta afrenta. Vamos a plantear lo que tiene que ser la plasmación de la agenda valenciana de inversiones en los presupuestos del Estado para 2017. Hay un principio de acuerdo: como mínimo se tiene que invertir aquello que representamos en volumen de población. Así que, al menos, faltan 600 millones. A la vez ya he pedido una entrevista con Rajoy porque entiendo que con estos presupuestos se ha dado un paso más allá. Después de la buena voluntad del Consell y de la paciencia del conjunto de la sociedad valenciana, no se puede responder así. Es una bofetada en toda regla.

¿En qué consiste esa agenda valenciana de infraestructuras? ¿Cuál sería el gesto de Rajoy para poder aceptar estos presupuestos?

Seiscientos millones. El Corredor Mediterráneo es fundamental. Y tenemos otra cuestión clave para nuestra vertebración territorial: la articulación de la Comunidad a través de AVE. No es razonable que haya alta velocidad entre ciudades mucho más pequeñas que València, Alicante o Castellón. Y que no exista para unirnuestras capitales. El AVE sólo se puede usar ahora mismo para ir a Madrid. Si hay voluntad política, eso se puede hacer en 2018. Son menos de 200 millones. Voy a proponer que sea una de las enmiendas, que deben contener proyectos de máximo consenso. Pero eso llegará si estos presupuestos pasan la primera criba del debate a la totalidad. Lo primero que vamos a hacer los grupos que damos apoyo al Consell -socialistas, Compromís y Podemos- es votar que no. Y suponiendo que esos presupuestos pudieran seguir adelante, desde luego, tenemos que reformularlos.

Asegura el Gobierno de España que vamos a tener más inversiones y a aumentar la financiación€

Es un insulto a la inteligencia. Comparando el presupuesto con la ejecución han desvelado el bajo nivel de gestión de las inversiones a las que se han ido comprometiendo durante estos años. Es una broma pesada.

Dice que le ha pedido una entrevista al presidente del Gobierno. ¿Ha llamado a Rajoy o a Montoro para mostrarle su enfado?

Ya es una cosa del presidente del Gobierno. Le he llamado€

¿Le ha atendido?

Su jefe de gabinete. Estamos pendientes de cuando tenga a bien recibirnos. Pero el problema, como yo lo veo, va más allá de los presupuestos. No puede existir esa absoluta invisibilidad del problema valenciano. Que no se entienda lo que ya dice todo el mundo. El último informe del BBVA aseguraba que la falta de inversión nos genera un quebranto de medio punto del PIB. Eso significa que el año pasado hubiéramos crecido, posiblemente, al 4,5% y la creación de miles de puestos de trabajo. Hablamos de empleo y de calidad de vida de los ciudadanos. No es un debate político. Tiene unas consecuencias: once puntos menos de renta per cápita que la media, los salarios y las pensiones un 10% por debajo€ No pueden obligarnos a jugar siempre con un brazo atado. Tenemos un entramado de pymes impresionante, especialmente en Alicante. Esas empresas no pueden jugar si no contamos con las mismas reglas. Y no las tenemos. Por ejemplo: con el Corredor Mediterráneo tendríamos un ahorro de 500 millones en costes de las exportaciones agrícolas.

¿Cree que este reparto del presupuesto ya ha terminado por enfadar a todo el mundo en la Comunitat?

Es la gota que colma el vaso. Toda España ha visto ese mapa que dice que la C.Valenciana es la más perjudicada. No podemos seguir así. Es un menosprecio que no merecen los valencianos. La gente es trabajadora, innovadora y emprendedora€ Y la respuesta que reciben no puede ser una discriminación de forma permanente.

Y por lo que llega de Madrid. Tampoco va muy bien la reforma de la financiación autonómica...

Hemos avanzado. Hay un ámbito de discusión en el que tenemos una presencia muy potente por el prestigio profesional del profesor Francisco Pérez. Y ya se ha puesto en evidencia una cuestión: hay una insuficiencia global de la financiación de las comunidades para el cumplimiento de sus competencias. A partir de ahí, como nosotros somos los que estamos peor pues creo que vamos a tener un papel muy importante en la reforma del sistema. Y debemos ganar con la razón. No usando argumentos viscerales.

¿Qué debería incluir el reparto del nuevo sistema de financiación?

No vamos a poner encima de la mesa nuestra posición. Pero nunca podremos estar por debajo de lo que nos corresponde por población. Y además queremos hablar de toda la tarta. De todos los ingresos y de todos los gastos. No sólo de una parte. Asociado, además, al problema de la financiación está la cuestión de la fiscalidad. España tiene que cambiar su concepción centralista. En los últimos años hay una serie de comunidades que salen muy beneficiadas. Y la que tiene un mayor aporte es Madrid. No vamos a hacer una guerra entre comunidades. Pero no puede ser que nosotros tengamos que equilibrar nuestros presupuestos a través de impuestos y que esos impuestos no se cobren en la autonomía de al lado. A una hora y cuarenta minutos no puedes tener un paraíso fiscal.

Sus socios de Compromís abogan por «montar un pollo» para elevar el tono de la reivindicación al Estado. ¿Usted estaría de acuerdo con sacar este conflicto a la calle?

Este Consell quiere respuestas decentes por parte del Gobierno central. Y por eso no descartamos ningún tipo de respuesta. Lo que sí quiero es que todas las acciones que tomemos tengan el máximo consenso posible.

¿Pero no cree que este discurso de reivindicación, al final, se agota?

No se agotará mientras no se cumpla con el criterio de equidad y de igualdad. No es un postureo. No es una acción partidista. En estos veinte meses hemos conseguido generar una adhesión importante de la sociedad valenciana a esta exigencia. Lo avalan empresarios, sindicatos, universidades, municipios, todos los grupos y fuerzas políticas... Hay una base sólida. Ahora tenemos que convencer a la otra parte, que ya está en gran medida convencida. Saben de la situación de injusticia pero no toman ninguna medida. Y eso es todavía peor.

Desde la campaña electoral, usted siempre hablo de «coser» el territorio. ¿Después de dos años, no cree que está lejos de conseguirlo?

Sí. Claro. No era una opción de unos meses. En menos de dos años no se puede coser lo que se descosió en tanto tiempo. Estoy haciendo todo lo posible. Pero no es una misión sólo del presidente. Debe ser más amplia. Necesitamos un mayor compromiso de todos. Lo que está claro es que Alicante debe tener un papel de mucha más referencia en el proyecto de toda la Comunidad. Fui yo el que hablé del término bicapitalidad. Es cierto que estamos lejos pero estoy convencido de que lo tenemos que conseguir.

El concepto de bicapitalidad lo puso sobre la mesa en noviembre de 2015. ¿En qué se ha traducido al final ese apunte semántico?

Veo también la Comunitat desde Alicante. Soy el presidente que más ha ido a la provincia. Pero no se trata de ir. Sino de desplegar una acción política desde allí para toda la Comunitat Valenciana. Lo que intento es que haya una convergencia clara y evidente. Es verdad, como decía antes, que las comunicaciones, la conexión ferroviaria de la que hablaba antes, nos tienen que ayudar muchísimo más. Pero debe llegar también a un ámbito social y ciudadano. La vertebración no es política. Ha de ser ciudadana, de las entidades, de conocer toda la C.Valenciana.. Todos debemos poner un poco más de nuestra parte. Y para eso, por ejemplo, puede ser importante la reapertura de la televisión pública.

Con estos decretos o la Ley de Mancomunidades de su gobierno, dicen en el PP, sólo intentan vaciar de contenido las diputaciones€

En absoluto. Otra cosa es que cada uno tenga su opinión. Y yo lo digo con total claridad: un Estado Federal en el que no existan las duplicidades. La misión de las diputaciones debe ser ayudar a los municipios. La Comunitat Valenciana no es una federación de diputaciones. Esto es un gobierno autonómico.

Por cierto. ¿En qué punto está recuperar las instalaciones de la Ciudad de la Luz como un polo de nueva economía tecnológica?

Estamos pendientes de la contestación definitiva de la UE. Desbloqueamos la situación para mantener el control de unas inversiones que le costaron a esta Comunidad más de 300 millones. Y ahora queremos que haya allí actividad económica. Estamos en contacto con personas relevantes de Alicante como el profesor Andrés Pedreño para elaborar un gran proyecto tecnológico dentro de una visión de recuperar esas grandes inversiones que eran contenedores sin contenido. Generar un gran «clúster» empresarial para Alicante.

¿Qué balance hace de la acción de su Consell en este escenario que lleva ya a la mitad de la legislatura?

Hemos aportado estabilidad, honradez y diálogo. Abordamos, en primer lugar, la emergencia social. Universalizamos la Sanidad; eliminamos los copagos en farmacia y también los sociales; planes contra la exclusión con medidas para garantizar la energía o la ley de vivienda; libros de texto gratis por primera vez para igualar oportunidades... Pero además todos los indicadores económicos mejoran. En veinte meses tenemos 100.000 personas más trabajando; lideramos las exportaciones; el PIB industrial ha crecido un 3,9%... No nos queremos apropiar. Hemos propiciado un escenario favorable pero lo han conseguido las empresas y los trabajadores.

¿Baraja una remodelación? Algunas consellerias transmiten agotamiento desde el arranque como Justicia o Economía y otras, casos de Educación o Sanidad, viven golpeadas por la polémica...

En absoluto. Este año es fundamental. Después de un aterrizaje muy difícil con una Generalitat quebrada y con una administración obsoleta, cansada, desmotivada... hemos tenido que hacer un esfuerzo importante para reactivarla.

¿Pero el «mestizaje», al final, no ha sido un freno para la acción de gobierno con voces diferentes en cada una de las consellerias?

Es una fórmula de éxito que a veces tiene dificultades. Nuestro objetivo, desde un primer momento, es que hubiera un gobierno. Y la mayoría de roces, como ocurre en cualquier equipo, entran dentro de la lógica. Faltaría más. Ha habido desencuentros y habrá más. Pero el sistema es bueno porque este gobierno demuestra estabilidad. El presidente y el vicepresidente anterior (por Fabra y Císcar) no se hablaban. Nosotros tenemos una relación normal. De afecto. Siempre habrá problemas y más con las restricciones presupuestarias. Pero yo estoy muy contento de cómo está funcionando el gobierno.

Ya que habla de su relación personal con Mónica Oltra. Hay dirigentes socialistas que recelan del protagonismo de la vicepresidenta. ¿Habrá hostilidades entre ustedes y Compromís a medida que se vaya acercando el final de la legislatura?

No. Por mi parte, desde luego, no va a ser así. Tenemos otra misión: acabar con la hegemonía política de una derecha que nos arruinó en términos económicos, morales y sociales.

¿El objetivo es que la izquierda pueda llegar con opciones a 2019 de que haya un Pacte del Botànic II?

Efectivamente. El objetivo es que este gobierno tenga continuidad.

¿Teme que el cambio en la cúpula de Podemos afecte a la estabilidad del Gobierno del Botànic en tanto que son sus socios parlamentarios?

Respeto la decisión que ha tomado Antonio Montiel, que ha sido siempre un socio leal y a la vez crítico. Nosotros estamos cumpliendo lo que acordamos. Y si cumplimos, no habrá problemas. Siempre podrá haber algún ajuste en función de la posición que acabe tomando un partido que apoya al gobierno desde fuera. Pero lo veo desde la normalidad democrática.

¿Considera un fracaso no rescatar en este mandato todos los hospitales públicos de gestión privada?

Nuestro objetivo es fortalecer nuestro magnífico sistema de salud. Y que sea lo más eficiente posible.

Caso concreto. ¿Va a rescatarse el Hospital de Dénia antes de que finalice la actual legislatura?

En el caso de Dénia, hay una demanda ciudadana y de los municipios para que se rescate. Es evidente que hay un conflicto y estamos intentando negociar. Queremos intentar resolverlo durante esta legislatura.

Sigue habiendo una gran lista de espera en la Dependencia, del mismo orden que cuando gobernaba el PP. ¿Qué puede decirle a una familia que lleva dos años de espera?

No es cierto. Se han incorporado 50.000 personas que no estaban. Tenemos dificultades administrativas. Pero hemos sumado a los servicios municipales y vamos a conseguir que en los próximos meses se avance muy rápido en la valoración, que es donde está el atasco. Vamos a revertir la situación de incumplimiento manifiesto de la Ley de Dependencia de la etapa del PP. Y desde luego depende del nuevo modelo de financiación que debe incluir que el 50% lo pague el Gobierno, cosa que ahora no es así.

¿Y con estos problemas, la prioridad puede ser reabrir la televisión?

¿Pan o cultura? Queremos las dos cosas. Los 50 millones que se van a invertir son fundamentales para preservar nuestra cultura y reforzar nuestra industria. No es gasto. Es una inversión. Va a generar puestos de trabajo y va a ejercer de locomotora del sector audiovisual. Es una buena inversión. Pero, insisto, cada día seguimos tomamos medidas que favorecen a las personas que tienen más dificultad.

El castellano y el valenciano son lenguas oficiales en la Comunitat Valenciana. ¿Por qué un alumno que estudia en castellano, de acuerdo al nuevo decreto de plurilingüismo, no tiene las mismas asignaturas en inglés que uno que lo hace en valenciano?

Hay que partir de la situación actual. El 98% de los jóvenes sabe expresarse en castellano, sólo el 36% en valenciano y el 6% en inglés. La aspiración de esta Comunidad debe ser que, cuando un alumno acabe la ESO, domine los tres idiomas. Y con esos datos es evidente que no han funcionado bien las cosas. ¿Qué se ha hecho? Un programa basado en la libertad de elección de los centros y que supera la división de las líneas en valenciano y castellano. Mayor aprovechamiento e integración. Eso va a dar mucho más valor al inglés y facilita que cada colegio pueda ir marcando su ritmo. No hay ninguna exclusión para los del primer nivel, que es el que ya se estaba dando. Pero además todos los centros -incluidos los que tienen el básico- van a tener dos horas y media más de inglés a la semana.

¿Y está satisfecho de la gestión que está desarrollando con este asunto la conselleria de Educación que dirige Vicent Marzà?

El conseller Marzà está haciendo un gran esfuerzo para mejorar la calidad de la Educación de esta Comunidad y, especialmente, de los idiomas...

¿Pero está satisfecho con su gestión?

Sí. Claro. Todo se puede hacer mejor. Pero el conseller está poniendo voluntad y un grandísimo trabajo.

Hay quejas de los padres que querían votar el plurilingüismo en los colegios, recursos judiciales...

Mire: lo que nos decía el Ministerio de Educación es que ni siquiera tenía que opinar el claustro de profesores y que sólo debía decidir la dirección. Pero, en cualquier caso, este decreto ya lo ha validado el Ministerio. Habrá permanente diálogo. Pero todos los niños, en el peor de los casos, van a tener dos horas y media más de inglés. ¿Quién se puede quejar de eso? No se quita a nadie nada. Al contrario, le damos.

Usted usa el valenciano. ¿Un cargo de la Generalitat debe utilizarlo siempre de forma obligatoria, como planteó el conseller Vicent Marzà?

Los cargos públicos y los funcionarios que tienen relación con las personas debemos intentar expresarnos en función del auditorio. El valenciano y el castellano son oficiales. Y el protagonista siempre tiene que ser el ciudadano. Ni es el político ni tampoco el funcionario.

Le pongo un caso práctico. ¿Cómo tiene que realizar un funcionario su atención al público?

En función del territorio pero, sobre todo, de la preferencia y de la lengua que utilice el ciudadano. El ciudadano tiene derecho a expresarse como quiera en las dos lenguas oficiales a lo largo de todo el territorio. Y a ser atendido, claro que sí, en la medida que lo vayamos introduciendo. Con normalidad. La atención pública debe ser en función de la preferencia que muestre cada ciudadano. Esa tiene que ser la idea fundamental.

La vicepresidenta Oltra y la consellera de Sanidad alegaron...

El requisito lingüístico no será generalizado para todos los puestos.

¿Y no cree que al final, el gobierno que venía a rescatar personas se haenredado con la identidad?

Para nada. Los avances sociales son fundamentales. Esto no se quiere hacer desde una mirada impositiva. Los ciudadanos tienen derechos lingüísticos. Por supuesto. Para mí es una suerte que tengamos a Vicent Andrés Estellés y a Miguel Hernández. Me reconozco en los dos. No es un problema. Es una gran riqueza. La política lingüística, la social, la sanitaria... todas son del conjunto del gobierno.